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19 años de “Pregària per la Pau” – clausura 20 febrero con Misa de Acción de Gracias

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Después de 19 años, el 20 de febrero próximo daremos por concluida nuestra acción como PREGÀRIA PER LA PAU A EUSKADI I A TOT EL MÓN con una Misa de acción de gracias. Este gesto lo empezamos en otoño del 2000 con una misa mensual para pedir por la paz. El inspirador fue el amigo Josep Miró que nos invitó, junto con el amigo Pedro Judez, a iniciar este gesto tan sencillo como potente: pedir a Dios por la paz en el País vasco, conscientes de la impotencia de los esfuerzos humanos pero también de que lo que es imposible a los hombres es posible a Dios. La forma que tomó nuestra oración fue una misa todos los terceros miércoles de mes en la parroquia de San Agustí, donde nos acogió Mn. Toni Deulofeu.

Eran años muy duros: el terrorismo vasco de ETA golpeaba una y otra vez, incluso en nuestra ciudad de Barcelona, matando a policías, periodistas, políticos, o simples ciudadanos; el Estado parecía impotente frente a esta barbarie. Recordamos una vez cuando celebramos nuestra misa un día ensangrentado por el asesinato de un policía en la Diagonal; su cuerpo había sido velado por un compañero suyo y amigo nuestro, que nos acompañaba aquella tarde, visiblemente afectado. O cuando participó el alcalde (socialista) de S. Coloma, lamentando el asesinato de su amigo concejal (del PP) interviniendo con palabras preciosas que anteponían el amor a la paz y al bien común a cualquier diferencia de proyecto político.

Al comienzo la iniciativa tuvo mucho éxito: participaban personas de varias parroquias, se hacían campañas de promoción con muchos voluntarios, el culmen fue una Misa presidida por el añorado Cardenal Ricard María Carles, cuando llenamos la iglesia: 700 personas. También nos acompañó muchas veces Mons. Joan Enric Vives cuando era obispo auxiliar de Barcelona. Vivimos los años duros del terrorismo, pero también del intento de manipulación del presidente Aznar al declarar que la Iglesia no estaba en contra el terrorismo porque no firmaba su pacto contra el terrorismo; cosa evidentemente falsa, pero aún recuerdo el rostro de nuestro amigo policía un poco desconcertado por estas acusaciones injustas. Nuestra acción no se dobló nunca a ningún proyecto político o ideológico, siendo siempre y solo un juicio moral, una iniciativa espiritual y religiosa: una condena de la violencia, especialmente la violencia terrorista, y una búsqueda de la verdad, de la paz y del bien común. Una oración que hemos repetido muchas veces era pedir a Dios saber acoger la paz “sea cual fuere el rostro con el que se hubiera presentado”, entendiendo con ello que la paz no podía ser el cumplimiento de ningún proyecto nuestro, por muy bueno que fuera, sino acoger el don de Dios que casi nunca coincide con un proyecto humano. Acoger la paz era, y es, el asombro por el señorío de Cristo, Señor de la historia, Príncipe de la Paz, generador de la verdadera unidad que no es uniformidad, ni homologación. Evidentemente no hemos sido ‘equidistantes’, pero hemos condenado la violencia siempre, aunque viniera del Estado, como cuando se destapó el escándalo de los GAL y de los asesinatos de terroristas de ETA.

Luego la violencia fue disminuyendo, pero seguían los atentados y las muertes, como en el aeropuerto de Madrid. Aunque quedábamos muy pocos, seguimos con nuestra Pregaria per la Pau porque era evidente que no había desaparecido la violencia. Luego ha habido muchas tomas de posición de ETA, muchas propagandistas o ambiguas, pero que han marcado un proceso, un camino, que esperamos aún no se haya acabado: nosotros hemos seguido porque lo que pedíamos era la paz de los corazones, la paz de la concordia, que sólo nace del arrepentimiento y de la petición de perdón.

No es que pensemos que la hemos alcanzado, siguen muchas heridas abiertas y ETA no ha pedido perdón, aunque se ha desmarcado parcialmente de la violencia. Pero hemos alcanzado un nivel de normalidad suficiente como para pensar que lo que pedíamos a Dios se ha cumplido o está en camino. Por esto nos parece justo agradecerle públicamente con esta Misa de acción de gracias. Seguiremos evidentemente pidiendo por la paz, pero dentro de nuestra vida normal de cristianos.

Nuestro gesto muy pronto se amplió a la paz no solo en Euskadi, sino en todo el mundo, ya en una de las primeras misas recordamos muy especialmente la paz para Colombia, otro estado golpeado fuertemente por la violencia de las FARC (y también de los paramilitares y del ejercito), donde la paz parecía inalcanzable, que sin embargo ha legado a un acuerdo de paz con las FARC y el país está encaminado a una situación normal. Y naturalmente en estos años hemos pedido por la paz en Irak, en Siria, en Oriente Medio, en Sudan del Sur y tantos otros países de África,  en las numerosas situaciones de guerra o de crisis humanitaria y por los cristianos perseguidos. Hasta que en los últimos tiempos pedimos también por la paz y la concordia en nuestra casa, en Catalunya y España.

El Magisterio de los Papas, sobre todo Benedicto XVI y Francisco nos ha acompañado cada vez más con su criterio tan cristiano y verdadero. Y la memoria de Cristo, de su Presencia victoriosa en la historia, y la mediación de María nos han acompañado siempre. Podemos decir que este gesto nos ha educado a la paz, poco a poco, a lo largo de todos estos años. No es que todos tuviésemos un mismo juicio político o sensibilidad: cada uno tiene y mantiene sus opiniones o simpatías, pero reconociendo antes el designio de Dios para la paz entre los pueblos, un valor que viene antes de cualquier idea o proyecto o sensibilidad política. Nuestra unidad no nacía de un análisis compartido de las componentes políticas de los problemas, si no exclusivamente de la conciencia de pertenecer a la Iglesia y a Cristo, que define nuestra misma identidad. Así ha sido también un crecimiento en la Fe, en la Esperanza (que es una certeza), en la Caridad.

Además de Mn. Toni queremos agradecer también a la parroquia de S. Agustín y en especial a Mn. Francesc Casanyes, hasta hace poco párroco, y de Mn. Edoardo Bakhale, que por tantos años ha presidido la misa.

Agradecemos al Cardenal Arzobispo Mons. Juan José Omella el mensaje que ha querido enviarnos bendiciendo nuestra iniciativa y que reproducimos. Su invitación a seguir orando y trabajando por la paz es la consigna para todos nosotros.

Mensaje de saludo del Sr. Cardenal Juan José Omella con motivo de la misa mensual de oración por la paz. Parroquia de Sant Agustí. 20 de febrero de 2019.

«Queridos hermanos y hermanas,

Me complace saludaros y acompañaros de todo corazón con motivo de esta misa mensual en la que rogáis por la paz.

Hacer oración es dejarse interpelar por Dios, ver las cosas desde su punto de vista y desear que se haga su voluntad en nosotros. La oración debe ir acompañada de la lucha por la justicia y por la transformación de las estructuras injustas de nuestro mundo en otras donde se pueda vivir en paz.

Como dice el Papa Francisco en su Mensaje para la celebración de la 52 Jornada Mundial de la Paz, la paz es un desafío que debe ser acogido día a día. La paz es una conversión del corazón y del alma donde se pueden reconocer tres dimensiones: la paz con nosotros mismos, la paz con el otro y la paz con la creación.

Os agradezco de corazón el gesto de paz que habéis ido haciendo, mes a mes, desde otoño del año 2000. Os animo a seguir orando por la paz y por la fraternidad en el mundo donde se encuentre.

Que María, reina de la Paz, os aliente a ser instrumentos de la paz de Cristo entre los hombres.

Card. Joan J. Omella

Arz. de Barcelona»

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