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75 aniversario de la condena pública de los obispos alemanes al Gobierno nazi por su programa de eutanasia

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Este 26 de septiembre de 2018 se conmemoran los 75 años de un capítulo histórico. Ese día los obispos alemanes en representación de toda la Iglesia católica del país condenaron abiertamente el programa de eutanasia que el Gobierno nazi estaba desarrollando.

Desde todos los púlpitos alemanes, el clero católico denunció el asesinato de «inocentes e indefensos discapacitados mentales, enfermos incurables y fatalmente heridos, rehenes inocentes, y prisioneros de guerra desarmados y delincuentes, personas de ascendencia extranjera o descendencia».

La realidad es que el Gobierno liderado por Adolf Hitler desarrolló en aquella época programas de eliminación y limpieza de la raza aria. Para ello, esos programas asesinaban o esterilizaban a las personas consideradas disminuidas psíquicas o indeseables, según los preceptos nazis.

El primer estado en legalizar la eutanasia

La Alemania nazi fue el primer Estado del mundo en legalizar la eutanasia. Lo hizo en septiembre de 1939, cuando inició esos programas de eliminación. Esa práctica luego se convirtió en un recurso bélico para deshacerse de las personas consideradas como un lastre improductivo. Una política que afectó especialmente al pueblo judío, pero que, sin embargo, hizo muchas más víctimas por otras razones.

Uno de los programas más famosos que se encuadraban en esas políticas eutanásicas fue el Aktion T4. El programa Aktion T4 fue una primera aplicación de las teorías racistas en la Alemania nazi, pero a diferencia del exterminio racial éste se dedicaba exclusivamente a los propios alemanes.

El programa consistía en estimular la eutanasia e impedir los nacimientos; en definitiva, promover el exterminio de todos aquellos que presentaban deficiencias en su naturaleza: disminuidos, discapacitados, personas que no reflejaban el ideal de la perfección de la raza.

En los años treinta, que es cuando se aplicó este programa, en muchos lugares de Europa, y también en Estados Unidos, estaba de moda la eugenesia y, en su nombre, se hicieron verdaderas barbaridades en las sociedades que se presumían democráticas.

Solo el fin de la II Guerra Mundial y el descubrimiento de las atrocidades nazis, que llevaron hasta las últimas consecuencias este pensamiento, desautorizó una idea muy extendida y equiparada a la noción de progreso. Se trataba de evitar que se reprodujeran y que no nacieran personas imperfectas, como los ‘tontos’.

Los obispos alemanes, sin embargo, mucho antes del descubrimiento de las consecuencias extremas de esa ideología ya avisaron desde los púlpitos del problema, la desautorizaron y la condenaron.

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