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Cómo la nueva Ley de Igualdad de Género sobre Consejos de Administración de California menosprecia a las mujeres

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Rachel Greszler es economista e investigadora en el Grover M. Hermann Center for the Federal Budget. Una mujer trabajadora y con talento. Acaba de publicar en el Daily Signal un escrito en el que denuncia que la política de cuotas por sexos en los consejos de administración que quieren imponer algunos legisladores de California en realidad es un desprecio a las mujeres:

«Como mujer trabajadora, me ofende la nueva ley de California que exige que los consejos de administración tengan un 50% de mujeres en 2021.

Los defensores de la ley la elogian como «el techo de cristal que se rompe». Pero bajar ese a través de cuotas de género obligatorias no es lo mismo que escalar a nuevas alturas según nuestra propia capacidad.

Las mujeres han hecho grandes avances en el mundo del trabajo en las últimas décadas: han conseguido una educación superior, han desempeñado funciones cada vez más importantes, han obtenido ingresos más altos y han promovido la flexibilidad y las políticas favorables a la familia que benefician a hombres y mujeres por igual.

La nueva ley de California no solo no reconoce los logros obtenidos por las mujeres, sino que implícitamente proclama que las mujeres no merecen nada en base a sus propios méritos.

Un análisis de PwC de 2017 encontró que mientras la mayoría de las compañías en el S&P 500 tenían al menos una mujer en sus consejos, solo el 25 por ciento tenía dos o más. Algunos legisladores no creen que esta proporción sea adecuada.

Parece que piensan que saben cómo manejar las empresas mejor que sus directivos. Según informes, uno de los patrocinadores del proyecto de ley, la senadora demócrata Hannah-Beth Jackson, dijo: «Vamos a exigir esto porque así se va a beneficiar la economía. Va a beneficiar a cada una de estas empresas«.

Ésta es una idea aterradora. ¿De qué otras maneras piensan los políticos que necesitan interponerse en los negocios privados para conseguir los supuestos beneficios para esas empresas y la economía?

Es más probable que los políticos estén más preocupados por ayudar a las mujeres. Esto no es algo malo, excepto cuando tratan de hacerlo en detrimento de los demás.

El problema es que esta ley probablemente será contraproducente para las aspirantes a miembros femeninos de los consejos. Se estima que la ley creará 684 puestos en consejos para mujeres en 377 compañías con sede en California que se encuentran en el Russell 3000.

Pero, ¿cómo se sentirán esas nuevas integrantes del consejo de administración en medio del resentimiento de otros miembros del consejo que vieron excluidos a sus compañeros hombres con más talento sin otra razón que su sexo?

¿Conseguirán estos nuevos miembros femeninos el mismo respeto que sus colegas?

¿Sus voces tendrán el mismo peso si todos ven a las mujeres miembros del consejo como la cuota del Título IX, en lugar de personas inteligentes y valiosas capaces de contribuir a sus empresas?

La nueva ley de California afecta solamente a un subconjunto de élite de la población, pero puede significar una pendiente resbaladiza.

Si los gobiernos pueden dictar la composición masculina-femenina de los consejos de administración, ¿por qué no también su composición racial? Tal vez incluso el color de ojos y cabello de sus miembros.

¿Y qué hay de otras ocupaciones? Si los gobiernos intervienen para transformar las ocupaciones dominadas por los hombres, ¿por qué no las dominadas también por las mujeres?

La escuela primaria de mis hijos tiene cero maestros varones en cinco de sus seis grados. Yo, junto con muchos otros padres, creo que las escuelas y los niños se beneficiarían de más maestros varones. Pero, ¿eso significa que el gobierno debe exigir que los hombres constituyan la mitad del personal docente de las escuelas o la mitad del personal de enfermería de los hospitales?

Prácticamente todos los estadounidenses están de acuerdo en que los hombres y las mujeres merecen un trato y oportunidades iguales, y ésa es nuestra ley. En consecuencia, es poco probable que la ley de California sea validada en un tribunal de justicia, porque viola las cláusulas de igual protección de las Constituciones de los Estados Unidos y de California, así como la Ley de Derechos Civiles de 1964.

Los legisladores de California pueden tener buenas intenciones en la búsqueda de proporciones de género más equitativas en los consejos de administración, pero al no reconocer que a las mujeres les va mejor cuando ascienden por sus propio méritos en vez de por las imposiciones de los legisladores (por cierto, predominantemente masculinos), han prestado un mal servicio tanto a las mujeres como a los hombres

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