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El diario de oración de Flannery O’Connor

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Se publica un nuevo libro de la gran escritora estadounidense, Diario de oración, y Pablo Ginés glosa esta obra desde Religión en Libertad. 

¿Quién es Flannery O’Connor?

“Aunque murió joven, con apenas 39 años, Flannery O’Connor está considerada como una de las escritoras más importantes del siglo XX en el sur de Estados Unidos. Muchos la consideran una de las grandes exploradoras literarias católicas del alma humana, especialmente de sus recovecos oscuros.

Flannery O’Connor  dejó 32 relatos y dos novelas, Los violentos lo arrebatan y Sangre sabia, adaptada al cine por John Huston en 1979.

En 1951, con 26 años, le fue diagnosticado un lupus, una enfermedad degenerativa que la mataría trece años después, igual que antes acabó con su padre. La segunda mitad de su vida la pasó retirada en el campo, con la excepción de un viaje que hizo por Europa en peregrinación por Roma, Lourdes y pasando por Barcelona.

Diario de oración: cartas de una chica que quiere rezar

Siempre fue persona de fe católica fuerte, muy autocrítica e incluso mordaz. En 1946 y 1947, con 21 y 22 años, empezó una serie de cartas o mensajes para Dios, con formato de diario. Ahora, la Editorial Encuentro publica en español una selección de estos textos, que pueden ayudarnos a rezar, o al menos a tomarnos en serio el trato con Dios, precisamente con su tono cáustico, pero sincero. El librito cuenta con 10 páginas de presentación, 40 páginas de cartas, y 50 páginas de facsímil, con el texto de su puño y letra. (El “Diario de Oración” puede adquirirse aquí).

Son textos de juventud, anteriores a su enfermedad. Precisamente, son las reflexiones de una joven inteligente que buscaba a Dios, rodeada por gente universitaria que le hablaba de la fe como algo irracional. Así, como dice la introducción “este cuaderno es el testimonio de quien toma en serio estas objeciones y se dirige a Dios como interlocutor“.

Guadalupe Arbona e Isabel Berzal, las traductoras del texto, escriben del diario: “Flannery O’Connor no es una ingenua ni una sentimental y tiene la lucidez para ver lo fácil que es hacer de lo bueno algo perverso. Conoce bien su debilidad: desea ser ‘una santa inteligente’, cuando se sabe una tonta presuntuosa. Le pide a Dios que se dé a sí mismo a través de un conocimiento claro y razonable. No quiere sucedáneos”.

Lucidez y búsqueda de Dios

La escritora “tenía un ojo especial para detectar el mal y la violencia”. También descubría cosas en sí misma -presunción, pedantería, mediocridad, tibieza- que aborrece y de las que se quiere liberar. La singularidad del diario está en la lucidez que tiene de su punto de partida y el anhelo de Dios que expresa. “A medida que se avanza por las páginas se va adquiriendo la seguridad de que el interlocutor es un Dios que salva de la mediocridad y al que desea como a una amante”.

Este diario tiene textos que brotaban de su espontaneidad más auténtica, automática, “a veces deliciosa, otras endiablada”. Esa espontaneidad lleva de una frase a otra, cuando a menudo lo más apropiado es detenerse a meditarlas y paladearlas. Ella recoge formas de oración, reflexiones sobre las virtudes teologales y sobre la vida católica en su experiencia personal.

Y si quieres más sobre esta gran escritora, te recomendamos sus dos recopilaciones: Novelas y Cuentos completos.

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