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El equipo de investigación de los Delicta Graviora: el grupo que resuelve los casos de abusos a menores en el Vaticano

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La Iglesia es la institución que más persigue, que más ha legislado internamente y que con mayor determinación aborda los supuestos casos de abuso sexual en su seno.

No hay ninguna institución que tenga los códigos internos y los protocolos que la Iglesia aplica para sí misma para evitar que esta lacra, que afecta a toda la sociedad, no encuentre oposición.

Sin embargo, si algo podría acentuar la Iglesia es mejorar la comunicación todos esos procesos tan positivos y el cuidado con el que se tratan estos lamentables episodios.

Una de las cuestiones que, por ejemplo, merecería especial relevancia es el equipo de investigación de los Delicta Graviora. Este equipo, destinado para resolver casos de abusos a menores, forma parte de la Congregación para la Doctrina de la fe.

Los miembros de este grupo saben cómo identificar a los abusadores, y, también, cómo aproximarse a las víctimas y acompañarlas. Entre ellos está el investigador Jordi Bertomeu, un sacerdote catalán que se ha convertido en la referencia de este grupo tras su responsable, monseñor Charles Scicluna.

Tras suceder precisamente Scicluna en los casos de abuso en Chile, Jordi Bertomeu (Tortosa, 1968) tomó el mando y ejecutó una impecable investigación en uno de los mayores casos de encubrimiento de abusos que provocó la dimisión en pleno de los obispos chilenos y el reconocimiento de la gestión por parte de las víctimas.

«Había perdido la fe antes de la visita del catalán»

El diario El País explicaba que Juan Carlos Cruz, una de las víctimas del caso Barros en Chile animó al resto de víctimas a declarar en el caso tras ver la ejemplificadora actitud de Bertomeu. ,Cruz es un influyente miembro de la comunidad de víctimas e hiperactivo en redes. Decía antes que «había perdido la fe antes de la visita del catalán», según el diario.

«Enseguida me di cuenta de que valía la pena- afirma Cruz-. Se le nota, le sale por los poros. Es la persona que todos los curas deberían tener como referente. Es un hombre que entiende la problemática perfectamente. Sabe como tratarla, y no solo desde el punto de vista canónico, sino también espiritual y humano. Cuando vi la calidad de personas que eran, se lo conté a todo el mundo. He lidiado durante 8 años con autoridades eclesiásticas y conozco sus tácticas. Pero estos hombres querían ayudar. Si la Iglesia tuviera más bertomeus, los que reman en contra lo tendrían mucho más complicado».

Monseñor Jordi Bertomeu nació en Tortosa en 1968. Después de efectuar estudios de Derecho en la Universidad Central de Barcelona ingresó en el Seminario de Tortosa, donde consiguió el Bachillerato en Teología. En 1995 fue ordenado sacerdote. Es Doctor en Derecho Canónico por la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma. Desde 2002 es Vicario Judicial de la diócesi de Tortosa y profesor de Derecho Canónico del Instituto Superior de Ciencias Religiosas. En 2012 fue asumido como Oficial de la Sección Disciplinar de la Congregación para la Doctrina de la Fe.

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