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El Papa clausura el Sínodo: «escuchar, hacernos prójimos y testimoniar en nombre de Jesús»

Familia

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El Papa Francisco ha dado por concluido el Sínodo sobre los Jóvenes que durante 28 días ha tenido a los padres sinoidales intercambiando visiones y argumentos sobre esta realidad de la Iglesia católica. El Pontífice ha presidido una misa este domingo, 28 de octubre, en la Basílica de San Pedro para tal evento. En la misma Francisco subrayó los tres pasos principales para caminar por la fe: escuchar, hacernos prójimos y testimoniar en nombre de Jesús

La clausura de la XV Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos dedicado al tema de los jóvenes, la fe y el discernimiento vocacional ha estado inspirada por el pasaje en la que el evangelista San Marcos narra el episodio sobre el ministerio itinerante de Jesús, que poco después sería crucificado para redimir a los hombres. El cardenal Bergoglio centró su homilía en la figura del ciego Bartimeo, “el último que sigue a Jesús en el camino, que pasa de ser un mendigo al borde de la vía en Jericó y se convierte en un discípulo que va con los demás a Jerusalén”. Francisco señaló que también los participantes «hemos hecho sínodo y ahora este evangelio sella tres pasos fundamentales para el camino de la fe».

En el recorrido sobre los fundamentales de la fe, el Papa explica que Jesús escucha y deja hablar a Dios: «Este es el primer paso para facilitar el camino de la fe: escuchar. Es el apostolado del oído: escuchar, antes de hablar», y añade: «¡Qué importante es para nosotros escuchar la vida! Los hijos del Padre celestial escuchan a sus hermanos: no las murmuraciones inútiles, sino las necesidades del prójimo».

Posteriormente habría que hacerse prójimos, ser conscientes de la existencia del otro: «Miremos a Jesús, que no delega en «alguien de la multitud» que lo seguía, sino que se encuentra con Bartimeo en persona. Le dice: ¿Qué quieres que haga por ti?»,afirma Francisco para subrayar que así actúa Dios, «Ya en su modo de actuar transmite su mensaje: así la fe brota en la vida». «Hacerse prójimos es llevar la novedad de Dios a la vida del hermano, es el antídoto contra la tentación de las recetas preparadas», añade para concluir esta parte invitando a preguntarnos si somos cristianos capaces de ser prójimos, «de salir de nuestros círculos para abrazar a los que no son de los nuestros”.

No lavarnos las manos….. ensuciarlas

En este sentido, el obispo de Roma recordó que un cristiano no se lava las manos, se implica: «Reconozcamos que el Señor se ha ensuciado las manos por cada uno de nosotros, y miremos la cruz y recomencemos desde allí, del recordarnos que Dios se hizo mi prójimo en el pecado y la muerte. Se hizo mi prójimo: todo viene de allí».

Por último, el tercer paso que propuso el Papa en su homilía fue testimoniar.: «Fijémonos en los discípulos que llaman a Bartimeo: no van a él, que mendigaba, con una moneda tranquilizadora o a dispensar consejos; van en el nombre de Jesús. De hecho, le dirigen solo tres palabras, todas de Jesús: «Ánimo, levántate, que te llama»» (v. 49), explica el Pontífice e indica que no es cristiano esperar que los hermanos que están en busca llamen a nuestras puertas; tendremos que ir donde están ellos, “no llevándonos a nosotros mismos, sino a Jesús”.

 

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