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In Time, el precio del mañana: pagar por cada hora

Cultura

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Imaginemos que usted ve que se está retrasando, que llega tarde a algún sitio. No es tan grave: pagará un poco más de parquímetro, o de chica-canguro, o le regañarán un poco. En el peor de los casos, le despedirán de su trabajo, pero la vida sigue… y probablemente le queden 20, 40, 60 años más por vivir.

Pero el mundo que se nos presenta en "In Time" es muy distinto: a los 25 años, todo el mundo deja de envejecer, pero un reloj en su muñeca muestra lo que les queda de vida… sólo un año más, a menos que consigan más tiempo comprándolo, ganándolo o como regalo.

Hay barrios de pobres, que al despertarse miran su reloj y ven que les quedan apenas 20 o 15 horas de vida, y se esfuerzan por conseguir más, para vivir un día más. Se visten con velcro, van corriendo a todas partes. El tiempo es la única moneda: una llamada cuesta un minuto, los préstamos de un mes se pagan a un interés del 30 por ciento. Un trayecto de autobús tiene un valor de tarifa de 1 hora, pero caminar esa distancia puede implicar dos horas, a menos que se corra… ¿Cuánto tiempo queda en tu reloj? ¿Media hora? ¿Te alcanza para llegar a tu casa, a que un pariente te preste tiempo? Al terminar de ver esta película, uno se plantea si valora bien el tiempo que se le ha concedido… y mira a Dios con agradecimiento por su generosidad, ya que suponemos que nos quedan muchos años, no unas pocas horas como a los pobres de "In Time".

Luego están los ricos, que viven en sus propias zonas, carísimas. Tienen almacenados cientos, miles o incluso un millón de años, aunque parece que la humanidad hace menos de un siglo que vive en este sistema. No sabemos los efectos de no envejecer después de siglos o milenios, pero un personaje, harto de largas décadas de juventud y riqueza, afirma: "tu mente se gasta, aunque tu tiempo no se acabe; queremos morir, necesitamos morir". Después se suicidará… no antes de dejar más de un siglo al protagonista, Will Salas, un pobre que vive "al día". Y de transmitirle un secreto: "no es posible que todos vivamos para siempre, ¿dónde meteríamos a tanta gente? Todo el sistema depende de la muerte, para que unos pocos sean inmortales, muchos deben morir".

Y así Will, con el tiempo que pertenecía a otro hombre, entra en el nicho social que no le correspondería, el de los ricos, enamora-secuestra a una chica de familia rica, acostumbrada a una sociedad de perfección física y material, y después desafía a todo el sistema.

El director Andrew Niccol parece así recuperar los grandes temas de su magnífica filmografía: la sociedad falsa, simulada, de "El Show de Truman", por cuyo gran guión ganó un BAFTA en 1998; la economía llena de mentiras deshumanizadoras de "El Señor de la Guerra", donde muchos deben morir para que pocos se enriquezcan. Y sobre todo "Gattacca".

De hecho, la primera mitad de la película es un paralelo a Gattacca: el inferior que toma la vida prestada de otro para infiltrarse en el sistema; la chica de clase superior que lo acepta; el policía que le persigue; toda la estética retro, años 30, en un mundo futurista cercano… incluso el símbolo del agua, el baño en el mar en una noche "pascual", que es necesario para nacer de nuevo, desnudos, para que el protagonista (en Gattaca) y la rica Sylvia (en In Time) cobren conciencia de vida nueva.

Pero en Gattacca no es el esfuerzo y el ingenio los que llevan al protagonista a las estrellas: es la pura gracia, la gratuidad, el médico controlador que le deja subir a la nave espacial por indulto, porque le recuerda a su hijo, igual que Dios Padre sólo nos dejará subir si le recordamos a su Hijo.

También en El Show de Truman hay un dios, pero es falso, es un demiurgo… y Truman consigue vencerle también porque está dispuesto a morir ahogado. Al final, el hombre que intenta ser verdadero logra desnudar los engaños de otro hombre que finge ser Dios, sin licitud para ello.

Así, todo pintaba muy interesante en "In Time" para una historia de redención: un hombre verdadero contra un sistema falso y opresor. Pero entonces la película se limita a convertirse en un filme de acción, persecuciones y ladrones que roban tiempo para darlo a los pobres y reventar el sistema, que responde con una inflación galopante. De hecho, muchos pensarán que la película trata de la crisis, de pobres y ricos, de la necesidad de rebelarse para cambiar el sistema, y algo de eso hay, pero el análisis economicista se queda corto: ¡la crisis es moral y filosófica, no sólo económica!

El mundo de Truman parecía maravilloso, pero es falso: y sus espectadores no tienen vida propia, la buscan en un mundo falso.

El mundo de Gattaca parece maravilloso pero es falso: los genetistas juegan a ser Dios y condenan a los inferiores (que son llamados "hijos de Dios", como en las Bienaventuranzas). Este mundo de "In Time", con sus ricos que se mueven lentamente, se construye sobre la ocultación de los pobres con un argumento: Darwin, es biológicamente necesario. Lo mismo podrían decir Malthus… ¡es puro control de población, pero en vez de controlar nacimientos, como Gattaca y el faraón en Éxodo, controlan las muertes!

Y de fondo la gran pregunta es ¿para qué vivir? ¿Para qué vivir muchos años?¿Sólo "para sentirse bien", para "ir tirando"? ¿Aunque sea en un mundo falso como el de Truman o Matrix?

¿Vale algo la verdad? ¿Vale la verdad más que el mero bienestar?

El ansia de eternidad y la necesidad del hombre de vivir algo más que "mucho tiempo, muchas cosas" debería haber sido el gran tema subyacente de la película, y en cierto modo lo es, aunque la acción lo enmascare al final.

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