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La vulnerabilidad y la pobreza se asientan en España durante la última década

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Más de uno de cada cinco ciudadanos están por debajo del umbral de riesgo de pobreza, lo que supone una tasa muy por encima de la gran mayoría de los países de la Unión Europea, incluso de varios con menor nivel de renta que España”.

Esta es una de las constataciones del informe ‘Bienestar Económico y Material’, elaborado por el Observatorio Social de “la Caixa”, del que se puede concluir que la vulnerabilidad y la pobreza se han asentado en España durante la última década.

De hecho, el nivel de vulnerabilidad de la población española, las dificultades para llegar a final de mes y los niveles de pobreza consistente, es decir el riego de pobreza monetaria y la privación material, se han disparado en la última década y España retrocede posiciones significativamente en relación a la mayoría de países europeos.

Políticas públicas ineficaces

El informe también advierte de que “casi una de cada tres personas obtiene ingresos por debajo de lo que consideran necesario para conseguir un equilibrio con sus gastos”, con lo que este desajuste financiero puede alimentar situaciones de estrés y ansiedad.

Asimismo, “la precariedad laboral y el desempleo provocan que muchas personas afronten caídas significativas de renta cada año, lo que genera gran inestabilidad e inseguridad económica”.

Además, teniendo en cuenta que “la crisis supuso un rápido empeoramiento en la satisfacción de las necesidades sociales más básicas”, hay un “porcentaje creciente de personas que no pueden hacer frente a los consumos esenciales”.

Por todo ello, “el aumento de las situaciones de pobreza prolongada arroja una señal de alarma sobre los futuros niveles de bienestar económico y material”, añade el estudio de “la Caixa”.

Frente a esta realidad, el fracaso de las políticas públicas es un hecho incontestable: “no ha habido mejoras claras en la intensidad protectora del sistema; los recursos invertidos en el sistema de prestaciones monetarias son menores que en otros países; y las cuantías que se pagan quedan muy por debajo del umbral de la pobreza”, por lo que “España es uno de los países donde menor es la capacidad del conjunto de prestaciones para reducir la pobreza monetaria”.

De esta manera, se hace difícil superar el triple reto que plantea el informe sobre cómo cubrir las necesidades individuales: “disponer de ingresos suficientes y estables, mantener un equilibrio económico-financiero que limite los problemas de sobreendeudamiento y evitar la pobreza severa”.

Ante esas tres cuestiones, la comparación con el resto de Europa muestra que “España retrocedió posiciones durante la última década. […] La posición española en todos los rankings es netamente inferior a la que le correspondería según su nivel medio de renta”, señala el estudio.

“Es preocupante constatar que, durante la crisis, además de aumentar la pobreza monetaria y las carencias materiales de las familias, la cronicidad de estas situaciones se acrecentó hasta duplicarse. El porcentaje de individuos que viven en riesgo de pobreza durante tres o más años consecutivos pasa del 6,5% al 13,5 % de la población entre 2008 y 2016”, advierte el informe.

Una imagen a la que ya nos hemos acostumbrado
Una imagen a la que ya nos hemos acostumbrado

El contraste con Europa: siempre en el furgón de cola

Para constatar esta serie de afirmaciones, el informe analiza la posición de España, en contraste con Europa, en tres cuestiones fundamentales: la vulnerabilidad económica, las dificultades para llegar a final de mes y la pobreza consistente, y en todas ellas el resultado es que España aparece siempre en el furgón de cola.

De hecho, en las comparativas europeas de indicadores de condiciones materiales de vida, “España ocupa un lugar muy inferior al que ocupa en la comparativa por PIB. En una escala que normaliza la media de PIB de UE a un valor de 100, España ocupaba en 2008 el puesto 14 de 28, con un PIB normalizado de 101, y en 2016 seguía ocupando el puesto 14, pero con un PIB normalizado de 91. Como se puede ver a continuación, el puesto que ocupa en las comparativas aquí consideradas está siempre por debajo del que cabría esperar por su capacidad económica”, detalla el informe.

Vulnerables económicamente

Así, la posición de España en el ranking de países ordenados según la vulnerabilidad económica, es decir personas con ingresos inferiores al 75% del ingreso mediano, es mucho peor de la que le correspondería según su nivel de renta per cápita.

Como se puede observar en la parte izquierda de este gráfico, reproducido a partir del estudio, que muestra el puesto que ocupan los 28 países miembros de la UE en cuanto a vulnerabilidad, “solo hay tres países en los que el porcentaje de personas que viven en hogares económicamente vulnerables es superior al de España”.

A esto hay que añadir que además la tendencia es negativa, ya que desde 2008 se ha retrocedido del puesto 23 al 25, manteniéndose en el último cuartil de los 28 países, como se ve en el gráfico.

De hecho, actualmente “España es uno de los países de renta media con mayor porcentaje de población económicamente vulnerable. […] En síntesis: España tiene una posición desfavorable dentro del contexto europeo en el indicador básico de vulnerabilidad económica. Esta posición no se debe solo a la crisis, puesto que la situación de España ya era desfavorable antes del año 2008. En cualquier caso, esta situación ha empeorado a partir de entonces, y no se ha corregido desde el inicio de la recuperación”, concluye el informe en este apartado.

Sin llegar a final de mes

Al mismo tiempo, en el gráfico del centro, donde se muestran las dificultades de los diferentes países para llegar a final de mes, se puede ver que “en la mayoría de los países de la Unión Europea, este indicador no ha empeorado desde el comienzo de la crisis económica hasta la fecha más reciente”.

Sin embargo, “España es uno de los nueve países donde sí se ha registrado un incremento en el valor de esta magnitud. […] Ocupa el vigésimo lugar entre los 28 países de la Unión Europea, con un claro empeoramiento desde 2008. Aunque sigue ubicada dentro del tercer cuartil, ahora ocupa la penúltima posición del grupo, cuando antes de la crisis estaba situada en el segundo puesto”.

Tanto es así que ocupa “una posición muy inferior a la que le correspondería según su nivel medio de riqueza, y se sitúa por debajo de países con una renta por habitante sensiblemente inferior a la española. La diferencia de España respecto a la media de la UE-28 es de más de 10 puntos (35,6% de personas en hogares con dificultades para llegar a fin de mes, frente al 24,1%), mientras que antes de la crisis no llegaba a 7 puntos”, agrega el informe.

Los niños, la cara más impactante de la pobreza
Los niños, la cara más impactante de la pobreza

Mucho más pobres que en 2008

El tercer gráfico, situado a la derecha, muestra la realidad española en el contexto de los países de la UE en cuanto a pobreza consistente, y España está en caída libre, pasando de la posición 17 en 2008 a la 23 en 2016, el descenso más pronunciado entre los 28 países.

Así, el dato sobre el riesgo de pobreza monetaria y la privación material “es especialmente negativo para España, que se sitúa en el último cuartil de la UE-28, y además retrocede posiciones desde 2008”, destaca el informe.

“El empeoramiento del indicador de pobreza consistente en España destaca dentro del marco de los países comunitarios. Entre 2009 y 2016, España fue uno de los tres países en los que más aumentó el porcentaje de personas que sufrían simultáneamente baja renta y privación material”, insisten los responsables del estudio de “la Caixa”.

“La magnitud del desempleo y el deterioro general de las rentas de los hogares en España nos hizo perder posiciones, tanto en el caso de la pobreza monetaria como de la privación material. Antes de la crisis, la extensión del problema en España era inferior a la del promedio de la UE-28, pero ahora (en 2016) la situación es la contraria (10,4% de personas viviendo en situaciones de pobreza consistente frente al 7,3%, respectivamente)”, concluye el estudio en cuanto a este indicador.

Un resumen revelador

Otra forma de analizar todos estos datos es agrupando la posición de los 28 países en cuanto a los tres indicadores (vulnerabilidad, dificultad para llegar a final de mes y pobreza consistente) en una única imagen resumen, como se puede ver en la siguiente tabla, que se explica como sigue:

Los tres gráficos anteriores están ordenados de mejor a peor situación. Divididos en cuatro cuartiles, al primero se le han asignado 4 puntos, al segundo 3, al tercero 2 y al cuarto 1 punto.

Es decir que si un país se ha situado entre los siete primeros en los tres indicadores su puntuación es de 12 puntos, como es el caso de Finlandia, Dinamarca y Países Bajos. Todo el resto de países está valorado con este criterio.

Además, cada país tiene una valoración adicional entre paréntesis referente a cada indicador (++ si su evolución ha sido muy positiva; + si ha sido positiva; = si no ha variado; – si ha sido negativa; y – – si ha sido muy negativa).

En ese sentido, hemos coloreado en azul los países que han mejorado notoriamente y están dentro de los dos primeros cuartiles en los tres indicadores; y en rojo los que han evolucionado muy negativamente y están en los dos últimos cuartiles en los tres indicadores, como es el caso de España.

Evolución de los 28 países de la UE agrupando los tres indicadores: vulnerabilidad, dificultades para llegara final de mes y pobreza consistente
Evolución de los 28 países de la UE agrupando los tres indicadores: vulnerabilidad, dificultades para llegara final de mes y pobreza consistente

A la vista de la tabla, la primera afirmación que se puede hacer es que los países que han soportado mejor la crisis y han evolucionado de forma más positiva son:

En primer lugar y de forma muy destacada Finlandia, con 12 puntos, que no solo se sitúa muy arriba en el primer cuartil, sino que también muestra una evolución muy positiva: tercera posición en cuanto a vulnerabilidad, subiendo diez puestos; segunda posición para llegar a final de mes, con dos puestos más que en 2008; y primer puesto en cuanto a menor pobreza, con un salto de tres posiciones.

También hay que destacar la evolución de Austria, con 11 puntos, que ha subido un puesto en los apartados de vulnerabilidad y cómo llegar a final de mes; y cuatro en cuanto a resistirse a la pobreza consistente.

Mención aparte y destacada merece Polonia que, aunque cuenta con menos puntos, 9, ha tenido una evolución muy destacada: dos puestos en el gráfico de vulnerabilidad; cuatro en el de las dificultades para llegar a final de mes; y seis en el apartado de pobreza.

También muestra una buena evolución Chequia (11 puntos), que se mantiene en cuanto a vulnerabilidad y pobreza y mejora dos puntos en lo relativo a llegar a final de mes; así como la de Alemania (9 puntos), que también mantiene su posición en los dos primeros indicadores y da un salto de 4 puestos en el apartado de pobreza.

Malta (8 puntos), aunque se mantiene en el tercer cuartil en vulnerabilidad, ha mejorado un puesto, y da un salto de 8 puestos para llegar a final de mes y de 4 en pobreza. También ha mejorado significativamente Portugal (solo 6 puntos), aunque siempre situada en el tercer cuartil.

En sentido contrario, hay que destacar las caídas de Irlanda, Chipre y, sobre todo, España. Irlanda suma 6 puntos, cayendo 4 puestos en vulnerabilidad y dificultad para llegar a final de mes, y 5 en pobreza, consigue mantenerse en el tercer cuartil. Algo peor le ha ido a Chipre (5 puntos), que cae 6 puestos en vulnerabilidad, 1 puesto en llegar a final de mes, pero situado en el cuarto cuartil, y 9 en pobreza.

Sin embargo, la peor evolución ha sido la de España, con tan solo 4 puntos en la tabla: pasa del puesto 23 al 25 en vulnerabilidad, desde el cuarto cuartil; en el tercer cuartil, desciende del puesto 16 al 20; y en cuanto a pobreza consistente, su caída al cuarto cuartil es de 6 puestos, de la posición 17 a la 23.

La pérdida de trabajo y el paro de larga duración llevan a situaciones de indigencia
La pérdida de trabajo y el paro de larga duración llevan a situaciones de indigencia

Conclusiones a tener en cuenta

Ante este escenario, el informe del Observatorio Social de “la Caixa” llega a diez conclusiones sobre la situación de España, que resumimos a continuación:

  1. Las condiciones materiales de vida empeoran en España.

Prácticamente todos los indicadores seleccionados para medir el estado de las necesidades sociales en la dimensión de las condiciones materiales de vida han empeorado desde mediados de la década pasada.

  1. Gran incidencia de la pobreza monetaria.

Uno de los rasgos que más manifiestan la situación crítica en cuanto a las dificultades para contar con fuentes de ingresos suficientes y estables es la gran incidencia que tienen las situaciones de pobreza monetaria en España. En más de uno de cada cinco ciudadanos la renta disponible del hogar está por debajo del umbral de riesgo de pobreza, lo que supone una incidencia del problema muy por encima de la gran mayoría de los países de la Unión Europea, incluso de varios con un menor nivel de renta que España.

  1. Inestabilidad económica.

Los problemas de insuficiencia de ingresos se combinan, en muchos casos, con otras carencias y desventajas. Aunque los datos más recientes indican una cierta mejoría, la precariedad laboral y el desempleo producen un número importante de situaciones en las que muchas personas (entre el 10 y el 15% del total) afrontan caídas significativas de renta cada año, lo que genera una gran inestabilidad e inseguridad económica.

Paralelamente, los bajos ingresos y su inestabilidad dificultan considerablemente los procesos de autonomía personal en más de una cuarta parte de las personas mayores de 25 años en España.

Existe, además, una acusada brecha de género en los niveles de independencia económica, por lo que urge la adopción de reformas que eliminen los obstáculos que limitan el progreso de la carrera laboral de las mujeres.

  1. La recuperación económica no está trayendo recuperación social.

De la evolución de las cifras en el largo plazo se deduce que la reactivación de la economía, aunque puede reducir las dificultades para obtener ingresos suficientes y estables, no logrará por sí sola el progreso buscado en este ámbito.

Para que los mayores niveles de empleo supongan una reducción significativa del riesgo de pobreza, deben mejorar las condiciones laborales de un segmento amplio de trabajadores, además de aumentar la cobertura y la adecuación de las prestaciones dirigidas a grupos sociales actualmente poco protegidos.

  1. Insatisfacción, estrés y ansiedad.

Otro claro exponente de la emergencia de nuevas necesidades ligadas a las condiciones materiales de vida es el creciente grado de insatisfacción económica en la sociedad española. Casi una de cada tres personas obtiene ingresos por debajo de lo que consideran necesario para conseguir un equilibrio con sus gastos. Este desajuste financiero puede alimentar situaciones de estrés y ansiedad.

  1. Falta de equilibrio financiero.

Esta realidad queda corroborada por otros indicadores de la presión financiera que experimentan los hogares en diferentes situaciones, como el hecho de que más de un tercio de la población tenga dificultades para llegar a fin de mes o el porcentaje similar de población que vive en hogares que desahorran regularmente.

  1. Necesidades materiales elementales en aumento.

Además de las carencias en los indicadores monetarios, se advierten también problemas muy arraigados en la estructura social en el resto de las condiciones materiales de vida.

La crisis supuso un rápido empeoramiento en la satisfacción de las necesidades sociales más elementales, acentuándose los problemas en los equipamientos de la vivienda y consumos básicos como un rasgo característico de la sociedad española.

  1. Cronificación de la pobreza.

El retroceso en las condiciones generales de vida no es ajeno a la cronificación de algunos procesos de empobrecimiento de la sociedad. El alargamiento de las situaciones de riesgo de pobreza, que ha afectado de manera creciente a un número relevante de hogares (cerca del 14% de la población española lleva más de tres años en situación de pobreza), arroja una señal de alarma sobre los futuros niveles de bienestar, ya que pasar en esa situación períodos prolongados es garantía casi inequívoca de carencias más graves en el largo plazo en casi todas las dimensiones fundamentales para la cobertura de las necesidades sociales (empleo, salarios, salud o relaciones sociales).

  1. España cae en las comparativas internacionales.

El deterioro general que muestra la evolución de los indicadores se revela también cuando los datos de España se contemplan a la luz de la experiencia del entorno más próximo.

En todos los indicadores seleccionados como representativos de las distintas subdimensiones analizadas, España retrocedió posiciones durante la última década. Especialmente negativa es la tendencia de los problemas de vulnerabilidad económica, al encontrarse España, ya antes de la crisis, entre los países con valores más altos.

  1. Prestaciones sociales monetarias deficientes.

Una de las principales razones de este retrato tan desfavorable es la debilidad del sistema de prestaciones monetarias. Los recursos invertidos son menores que en otros países; no ha habido mejoras en la intensidad protectora del sistema, a diferencia de lo sucedido en el entorno más próximo, y las cuantías que se pagan quedan muy por debajo del umbral de pobreza. No es extraño que España sea uno de los países con peores resultados en cuanto a la capacidad del conjunto de prestaciones para reducir la incidencia de la pobreza monetaria.

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