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Reino Unido: censura y violencia trans

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El gobierno del Reino Unido anunció una serie de cambios en la Ley de Reconocimiento de Género (Gender Recognition Act) que harían considerablemente más fácil el cambio de género con independencia del sexo biológico de nacimiento. Una propuesta que numerosos grupos han pedido debatir, encontrándose con la intransigencia de los activistas transexuales que no dudan en recurrir a las amenazas y la violencia para impedir que se debata libremente sobre este asunto.

We Need to Talk es una organización feminista formada en respuesta a los cambios propuestos en la Ley de Reconocimiento de Género y uno de los blancos preferidos por los activistas trans: uno de los asistentes a un acto organizado en Hyde Park Corner fue agredido a finales del año pasado.

Desde entonces, We Need to Talk ha visto cómo le era imposible realizar cualquier acto debido a la impunidad con la que actúan los activistas trans: un acto en York tuvo que ser cancelado, lo mismo que otro en Glasgow, y un evento que iba a realizarse en las instalaciones del equipo de fútbol londinense Millwall tuvo que ser suspendido después de que los activistas trans bloquearan el acceso al mismo.

Otra organización feminista contraria a los cambios propuestos por el gobierno de Theresa May, A Woman’s Place UK, ha recibido amenazas de bomba e incluso un periódico izquierdista como el Morning Star ha recibido ataques por atreverse a sugerir que la decisión de facilitar el cambio de género debería ser debatida.

La estrategia seguida por el activismo transexualista es clara: intimidación y violencia, amparadas en la impunidad con la que actúan estos grupos, junto a denuncias y quejas ante cualquier intento de abordar el tema desde una perspectiva distinta a la suya. Así, el grupo Trans Media Watch ha elevado dos quejas oficiales contra la BBC acusando a dos de sus programas de hacerse eco de demasiadas voces críticas con la ideología de género.

Por su parte, los editores de los diario The Times, The Sun, Daily Mirror, Daily Express, Daily Telegraph y Metro han tenido que comparecer ante el Comité de Asuntos Nacionales del parlamento dentro de una investigación sobre delitos de odio para responder a las acusaciones de que estarían promoviendo sentimientos negativos hacia los transgénero. La realidad es que esos diarios han dado voz a quienes discrepan de la ideología oficial de género en su versión transexualista, algo que parece que ni los grupos activistas transexualistas ni el propio Estado están dispuestos a permitir.

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