A las 8 de la mañana de hoy, 16 de octubre, el centro de Barcelona estaba prácticamente cortado al tráfico. Paseo de Gracia de la Avenida Diagonal hasta Mallorca, Mallorca desde el Paseo de Gracia hasta Aribau, Aribau desde Mallorca hasta Provenza, y otras calles del centro han quedado dañadas por las innumerables hogueras que encendieron ayer por la noche en manos de numerosos grupos de manifestantes.
El impacto de las hogueras ardiendo por la noche en la ciudad, gente de las oficinas y de las viviendas que no podían salir de su casa por los disturbios, particularmente virulentos, han transformado la percepción sobre lo que está sucediendo. A partir de ahora, se hace muy difícil el discurso de manifestaciones bien organizadas, pacíficas que manifiestan el rechazo, pero que no rompen la convivencia.
Si el lunes el conflicto se produjo en el aeropuerto y llegó a tener tintes dramáticos para las personas aisladas en su interior, que perdían el vuelo o no podían acceder a la ciudad, ayer el gran foco se situó en torno a la Delegación del Gobierno. Claramente había dos manifestaciones. Una más bien tranquila, que llevaba velas y encendía móviles; y, por otro lado, un contingente muy numeroso, sobre todo de gente joven, que intentaba una y otra vez romper el cordón policial.
Al menos en dos ocasiones las cargas se produjeron sobre todo a consecuencia de los objetos que lanzaban los manifestantes, algunos inofensivos como botellas de agua, pero otros bien peligrosos como piedras, bengalas y petardos.
Al final la manifestación es cuando estallaron los incendios. El centro de la ciudad presentaba anoche un aspecto desolador. Las imágenes tendrán graves consecuencias en todos los ámbitos.
En Tarragona, también en las proximidades de la Delegación del Gobierno se produjo una continuada guerra de guerrillas. En Girona, con la misma meta, se lanzaron piedras y los Mossos d’Esquadra se vieron atacados. También se produjeron incidencias en Lleida, pero de menor gravedad.
Hubo cortes importantes en algunos ejes viarios fundamentales. En la autopista en Girona, y especialmente a la Nacional en Amposta y en el cruce de la C-25 con la C-17, que afectó durante más de seis horas la circulación en un vía tan estratégica como el Eix Transversal. En este punto se produjeron incidentes entre los transportistas y los manifestantes, que los Mossos tuvieron que parar.
Este es un nuevo panorama: la gente que trabaja y quiere circular, contra los jóvenes, básicamente estudiantes, que lo impiden.
Un hecho similar se produjo en la vía de circunvalación de Tarragona en el punto que permite el acceso a la ciudad desde la autopista. Asimismo se produjeron cortes ferroviarios en Reus y Tarragona.
Un interrogante está en el aire. Los limitados efectivos de los que dispone la policía catalana, poco más de 1000, ¿podrán soportar una semana de intensas intervenciones sin prácticamente tiempo para el descanso? De momento las protestas han dado lugar a un hecho insólito: Mossos, Policía Nacional y Guardia Civil funcionan como un único cuerpo de intervención. La coordinación es efectiva y lo que puede suceder es que cada vez más efectivos de refresco de aquellos dos cuerpos estatales acaben teniendo una mayor presencia en la calle.
Al amparo de las manifestaciones, grupos de gente muy joven y sin control mezclados con colectivos de anarquistas y antisistema se hacen los dueños de la situación al término de las manifestaciones.
Hay una dicotomía clara: gente más bien mayor, que es la que se manifiesta en términos pacíficos y obedece las instrucciones, y aquellos grupos que escapan del control de toda organización. Si esta era la intención del Tsunami Democrático hay que decir que lo ha logrado. Es dudoso pero que esta dicotomía y este predominio de los grupos más agresivos sea favorable al independentismo. Hay una ley no escrita en toda revuelta en la calle que es que los grupos con mayor violencia en su acción acaban dominando el escenario, porque en último término todo conflicto en la vía pública se guía por el principio de la fuerza.
La imagen internacional de una Barcelona en llamas y del colapso en las infraestructuras tienen ya consecuencias negativas, que pueden multiplicarse en la perspectiva de esta semana y la huelga general del viernes 18. Esta repercusión económica y política negativa no tiene capacidad para modificar la atención y preferencia de la Unión Europea, que sigue apoyando, y es difícil que cambie de actitud, la acción del estado.
La declaración de los EEUU formulando su apoyo a una España fuerte y unida y reclamando moderación a las protestas es un primer aviso en toda regla.
Se echa de menos en toda esta situación el liderazgo del presidente de la Generalitat. Hasta ahora ha demostrado que tiende más a comportarse como un simple supporter, un animador desde las gradas, que como el hombre que tiene la grave responsabilidad de ocupar el cargo más importante de Cataluña.
Una última reflexión es establecer quiénes son los responsables de todos los daños materiales crecientes y de todos los costes económicos.
Mientras, los partidos políticos independentistas se muestran incapaces de consensuar una declaración conjunta en el Parlamento.
Este es el panorama en la mañana del día 16 de octubre del 2019.
2 Comentarios. Dejar nuevo
El odio, la irracionalidad, la historia falseada, el autoritarismo, etc., impregnan con el fuego calles de Cataluña: ¡Arde Barcelona! Una vergüenza internacional la que están dando los dirigentes políticos y sus sicarios de esta parte de España.
Todos estos que se manifiestan de forma tan canallesca, estan tan manipulados que se han creido apies juntillas lo que les han contado, lo que no saben es las consecuencias que todo esto va a traer, incluso a sus propias familias…Mi padre, que en paz descanse, nos decía: «en las guerras todo el mundo pierde», pero los politicos, que son los culpables de todo esto, esos salen impunes.
¡Aprendamos de la historia, no nos creamos las manipulaciones, que solo traen dolor y desolación!