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El efecto del coronavirus en la campaña presidencial de los Estados Unidos

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Para muchos demócratas, las elecciones del próximo noviembre eran las más importantes de las últimas décadas. Pero posiblemente, y por su desesperación, el factor realmente importante en las presidenciales de este año será Donald Trump en persona.

El trance de los demócratas causado por el outsider Bernie Sanders, favorito durante unos días para ganar la nominación del partido y presentarse como rival de Donald Trump, ya es historia. La nueva preocupación de la dirección del partido es si el actual gran favorito, Joe Biden, se puede conectar a Internet en el búnker desde donde sigue la evolución de la pandemia en su país.

El extraño confinamiento de Biden subraya el estado de ánimo de los demócratas, que van tomando conciencia de que la elección se les puede escapar de las manos por un factor inesperado. «Es el ejemplo más dramático que se me ocurre de toda mi vida sobre cómo no se puede controlar la agenda», afirma el estratega demócrata Les Francis.

A pesar de la gestión desconcertante que Trump ha hecho de la crisis sanitaria hasta ahora, la imagen de él en medio de sus consejeros respondiendo a las preguntas de los periodistas parece convencer más a los americanos que los vídeos de Biden desde el sótano de su casa.

La popularidad de Trump no ha retrocedido ni un pelo, sino que ha aumentado recientemente. Es, como recoge el Financial Times, el «bonus» que reciben casi automáticamente los dirigentes democráticos que adoptan una postura mínimamente firme en periodos de crisis.

Es cierto que el efecto del coronavirus en la campaña presidencial no se puede evaluar todavía, y no se podrá estudiar con detalle hasta dentro de unos meses.

Pero mientras tanto, está claro que el impacto que ha tenido en la precampaña demócrata es importantísimo: con las primarias inacabadas, Bernie Sanders no tiene posibilidades de elección pero sí de seguir batallando moribundo y así desviar la atención de Joe Biden.

Además, como Biden no ocupa ningún cargo ejecutivo a diferencia de otros candidatos demócratas que ya no tienen posibilidades matemáticas de ganar, tampoco puede liderar con el ejemplo de una respuesta decidida y coherente ante la propagación de la epidemia.

En cambio, Donald Trump ocupa la posición central y suprema de comandante en jefe del país. Por poco bien que lo haga, saldrá beneficiado. A medida que la gravedad de la situación en los Estados Unidos se vaya haciendo más y más evidente, la respuesta de Trump será indudablemente más y más decidida y coherente.

Aún quedan siete meses antes de las elecciones. Para Donald Trump se traducen en una cantidad enorme de tiempo para mejorar su respuesta y aventajar a su rival demócrata.

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