Con su discurso de inauguración de temporada el presidente del gobierno se ha comprometido a incrementar las pensiones mínimas hasta los 610 euros para los pensionistas con cónyuges a su lado y los 500 euros para el resto.
Es una buena decisión, aunque insuficiente, porque significa que estos pensionistas continúan situados por debajo del umbral de la pobreza. Claro que este resultado no es atribuible al gobierno actual, sino a la desidia de los gobiernos precedentes.
Pero junto con este dato positivo hay que subrayar otro profundamente demagógico: Rodríguez Zapatero ha afirmado que la situación actual de la seguridad social, con un fondo de garantía de 38000 millones de euros, garantiza un sistema de pensiones sólido, seguro y con futuro frente a las agoreras predicciones del PP.
Lo que afirma Zapatero es literalmente falso. Lo hemos comentado en otras ocasiones. Es el informe del propio Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales a
Y eso a partir de previsiones francamente optimistas, como la de que a largo plazo el paro se mantendrá o se situará de manera constante en el 7% y la productividad total de los factores crecerá de manera regular y continua, un 2%, cifra que hace ya algunos años que ni tan siquiera olemos.
El fondo de pensiones, que es una buena medida, tiene un carácter muy limitado aunque parezca dotado de muchos millones de euros, pero apenas sí bastaría para cubrir algo más de medio año de pensiones.
El presidente del gobierno se comporta irresponsablemente al no presentar con una razonable sensatez una situación que es grave, acuciante pero, que sin duda, tiene caminos de respuesta.
Porque el problema de fondo es que a base de este discurso, España a diferencia de otros países va retrasando un enfoque resolutivo de la cuestión, porque resulta público y notorio que las últimas reformas emprendidas son tan leves que no resuelven ninguno de los problemas que tenemos.
Pero no se trata solo de la información oficial del gobierno, recientemente el Comité de Política Económica de