Nueva ‘fábula fabulosa’ de Esopo que nos recuerda que “en el corazón del hombre sigue habiendo una fibra sensible, un poco de humanidad, un sello de ese origen divino” que ya descubrieron sus compatriotas Platón y Aristóteles.
El buen rey león nos lleva a la siguiente conclusión: “Nunca pierdas la esperanza de que el bien triunfará, aunque no por ello dejes de luchar y vigilar”.
El buen rey león
“Había un león que no era enojoso, ni cruel, ni violento, sino tratable y justo como una buena criatura, que llegó a ser el rey.
La tímida liebre dijo entonces:
-He anhelado ardorosamente ver llegar este día, a fin de que los débiles seamos respetados con justicia por los más fuertes.
E inmediatamente corrió lo mejor que pudo”.
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Mi buen amigo Esopo: ¿Es posible lo que narras en tu fábula? ¿no será una ilusión demasiado utópica, y nunca realizable? Hace años disfruté viendo una película italiana que narra los posibles e imposibles de un padre para hacer “digerible” la vida de su pequeño en un campo de concentración. Sí, efectivamente, La vida es bella. Guido, un italiano descendiente de judíos, vive en Arezzo, al Norte de Italia. Son los albores de
Demasiado bonito para ser verdad, me dijo un amigo después de verla. Sí, utopía, casi ilusionismo, pero logró hacer más bella la vida de algunas personas. ¿Existe gente así, como Guido, como el león de tu fábula, que despierte la esperanza en tantas tímidas liebres que corren por los bosques de este mundo?
Me niego a pensar que todo en la política es corrupción, que todo en la economía es pisar al otro para subir un poco más, que todo en este mundo es egoísmo, máximo de placer. Me niego, porque en el corazón del hombre sigue habiendo una fibra sensible, un poco de humanidad, un sello de ese origen divino que descubrieron ya tus compatriotas Platón y Aristóteles.
Nunca pierdas la esperanza de que el bien triunfará, aunque no por ello dejes de luchar y vigilar.
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