Con El perro y la liebre, Esopo nos alienta a ser coherentes con nuestros principios y, trasladada la fábula a nuestros días, en una sociedad que basa sus aspiraciones en el enriquecimiento fácil, se pregunta cuánto cambiaría este mundo si lleváramos a la práctica esa coherencia.
El perro y la liebre
“Un perro de caza atrapó un día a una liebre, y a ratos la mordía y a ratos le lamía el hocico. Cansada la liebre de esa cambiante actitud le dijo:
-¡Deja ya de morderme o de besarme, para saber yo si eres mi amigo o si eres mi enemigo!”. |
Mi buen amigo Esopo: Con lo pequeña que es la liebre, un pequeño animal con apariencia de no romper un plato, cuánto sentido común tiene. ¿Eres amigo o enemigo? ¿Estás conmigo o contra mí? O dicho en lenguaje evangélico, aprovechando la cercanía de
Cuánto cambiaría este mundo si hubiese un poco más de coherencia entre lo que decimos y lo que hacemos. Es demasiado fácil hablar, prometer de boca hacia fuera, decir. Pero las palabras se las lleva el viento, y cuando vemos las acciones, primero mordiscos y luego lengüetazos, desconciertan a cualquiera.
Hace unos años, los niños aspiraban a ser de mayores médicos, abogados, personas de bien; hoy en día las aspiraciones giran en torno a los empresarios enriquecidos fácilmente, y no siempre con métodos transparentes y coherentes. ¿Qué modelo queremos para nuestra futura sociedad? ¿Coherencia, o triunfo fácil?
Sé siempre consistente en tus principios.
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