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La Biblia en su contexto: “Los cielos se abren para que Dios esté presente entre los hombres” (Lc 3,15-16.21-22)

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Contexto:

El Bautista, como el que se acerca al Evangelio con buena disposición, sabe que detrás hay una realidad oculta, hay algo más que descubrir ya que “viene uno con más poder que yo” o más “poderoso”, La palabra “poderoso” que también traduce por fuerte, viene del griego “σχυρός” transliterado por “isjurós” y aparece más de 25 veces en el Nuevo Testamento. (Mt 3,11; 12,29; 14,30; Mc 1,7; 3,27; Lc 3,16; 11,21,22;15,14;1Co 1,25,27; 4,10; 10,22; 2Co 10,10; Hb 5,7; 6,18; 11,34; 1Jn 2,14; Ap 5,2; 6,15;10,1; 18,2,8,10,21; 19,6,18).

San Gregorio, al hablar sobre las sandalias, dice que “se hacen también de los animales muertos. Al encarnarse apareció como calzado el Señor, Aquel que en su divinidad tomó para sí lo mortal de nuestra corrupción. O de otro modo, Era costumbre entre los antiguos el que, si alguno no quería recibir por esposa a la que se pretendiera para él por derecho de parentesco, desatase su calzado el que debía ser su esposo. Por esta razón anuncia que él es indigno de desatar la correa de sus sandalias, como diciendo abiertamente, "Yo no soy digno de descalzar al Redentor, porque no usurpo el nombre de esposo, que no merezco".

Existían unas costumbres bautismales precristianas donde los baños sagrados eran usuales no sólo en los misterios helenísticos (en el culto a Attis y de Mitra era conocido y normal el baño de sangre), sino también en Egipto, Babilonia e India, donde el Nilo, el Éufrates y el Ganges, respectivamente favorecían la aparición de tales ritos. La virtud o eficacia atribuida al baño sagrado era sobre todo la purificación de impurezas legales o rituales, incidentalmente también el aumento de la fuerza vital y el don de la inmortalidad. Por su parte La Tóra conocía el baño de agua como medio legal de purificación para personas impuras (Lev 14,8; 15,16.18). En ocasiones, debían también ser lavados los objetos (madera, paño de cuero, bolsa, cama, vestidos etc.) antes de ser usados nuevamente (Lev 11,32.40; 15,5.7). También en el AT se conoce en algunas frases proféticas el simbolismo del baño de agua para significar la interna purificación moral (Is 1,16; Ez 36,25; Zac 13,1; Sal 51,9).

Muchas personas se siguen preguntando hoy día ¿Por qué, Jesús se hizo bautizar? Para “cumplir toda la justicia” (Mt 3,15), que significa cumplir todo lo que Dios ha dispuesto, aceptar su plan y su voluntad. Dios quería que Su Mesías fuese su siervo por excelencia, que se sacrificase por todos en la humildad y en el ocultamiento (Is 53). Jesús no tenía necesidad de purificación, pero debía cumplir la voluntad (justicia) del Padre.

Los cielos se abren σχίζωsjízo” (También denota rasgar, partir, desgarrar, dividir Mt 27,51; 15,38; Lc 5,36; 23,45; Jn 19,24; 21,11; Hch 14,4; 23,7) para que Dios esté presente entre los hombres. Esta imagen ya se halla en el Antiguo Testamento (Is 63,19). Cabe preguntarse entonces ¿Qué es lo que hace que el cielo se rasgue y el Espíritu de Dios descienda sobre Jesús? El libro del Éxodo muestra claramente el porqué de la llegada de Dios, “Yavé dijo, «He visto la humillación de mi pueblo en Egipto, y he escuchado sus gritos cuando lo maltrataban sus mayordomos. Yo conozco sus sufrimientos, y por esta razón estoy bajando, para librarlo del poder de los egipcios y para hacerlo subir de aquí a un país grande y fértil, a una tierra que mana leche y miel..” (Ex 3,7-8). En el hombre-Jesús, por lo tanto, se reaviva para los oprimidos la experiencia de Dios que actúa en la historia para liberarlos.

Los padres de la Iglesia al interpretar estos versículos nos dicen: “Se abren para que de los cielos se conceda la santificación a los hombres, y para que lo terreno se una a lo celestial. Se dice también que el Espíritu Santo bajó sobre El, no como si viniese a Él por primera vez ya que jamás lo abandonó, sino para manifestar que éste era el Cristo que predicaba San Juan, señalado a todos como con el dedo de la fe”. (San Crisóstomo), por su parte San Jerónimo nos comenta que, “desciende el Espíritu Santo en forma de paloma, porque en el Cántico se dice de la Iglesia (Ct 2,10 Ct 5,2), "Esposa mía, amiga mía, prójimo o compañero mío, amada mía, paloma mía". Esposa de los patriarcas, amiga de los profetas, prójimo en José y María, amada en Juan Bautista, paloma en Cristo y los apóstoles, a quienes se dice (Mt 10,16), "Sed prudentes como las serpientes y sencillos como las palomas".

En los sinópticos (Mc 1,11; Mt 3,17; Lc 3,22) parece que tenemos una cita mixta de Isaías 42,1 y el Salmo 2,7 “He aquí a mi Siervo, que yo estimo, mi predilecto, en el que me complazco”. Según Isaías 42,1, al siervo de Dios tenía que ser concedido el Espíritu. Jesús ha podido sentirse como el Siervo de Dios de Isaías.

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