La legislación española, desde que la aprobara Felipe González hace dos décadas, contempla poder asesinar en el vientre materno a los bebés no-nacidos. Muchos de éstos abortos son subvencionados con dinero público de todos los españoles, seamos o no abortistas. En nuestra nación se protegen especies animales, árboles, plantas, etc., con fuertes sanciones penales y económicas, pero que el ser humano pueda ser extirpado, tiene hasta subvención gubernamental. Negocio redondo para los lugares dónde éste espantoso genocidio se lleva con la más escrupulosa legalidad. Extra-oficialmente, con los supuestos despenalizadores del crimen del aborto, en España puede abortar con la complacencia estatal todo el que quiera. Se apoya éste horrible crimen. Asociaciones pro-vida y la Iglesia Católica, a contracorriente de lo progre y políticamente correcto, son las únicas instituciones que luchan por la vida humana desde el estado germinal. La pasividad social ante ésta lacra da escalofrios. Juan Francisco.