Los antiguos capuchinos definieron la zarza o la zarzamora como una “mata de tallos largos, esquinados, endebles, flexibles, verdes, medulosos, armados de aguijones o púas ganchosas”. Las hojas de la zarza son algo astringentes, y se usan en gargarismo contra el mal de garganta y las anginas crónicas” (BHC, Pócimas de capuchino, 73); hojas que también las utilizaban, bebidas en infusión, para combatir las hemorragias internas. El fruto que produce la zarzamora, denominado “mora”, tiene un gusto dulce, ligeramente ácido; las moras tienen un gran contenido vitamínico y son antioxidantes y, sobre todo, las moras son ricas en vitamina K, que ayuda a la buena asimilación del calcio y favorece la buena coagulación de la sangre.
La mora es una fruta de bosque que logra su punto de maduración durante el verano, y sin aportar demasiado nutrientes al organismo ayuda enormemente a la digestión y a regular el exceso del colesterol. Es una de las principales plantas más resistentes del sotobosque, un espacio que actualmente hay que cuidar con especial solicitud atendido el incremento de plagas y de incendios forestales que hacen más urgente y necesaria la recuperación del matorral y del sotobosque de la mediterránea, para contribuir al sostenimiento y mejoría de nuestros bosques, donde las zarzamoras tienen su hábitat natural. ¡A ver si este verano en vuestras salidas familiares os animáis a cosechar moras y a hacer mermelada para cuando llegue el tiempo invernal! ¡Como siempre, cariñosos saludos de Paz y Bien!
Apoyar al agricultor mexicano es contribuir con una vida digna y honesta para el y su familia