fbpx

El lado oscuro de la eutanasia: dos ejemplos de cómo mata en Holanda

COMPARTIR EN REDES

El argumento de una “muerte digna” ha convertido la eutanasia en Holanda en algo cotidiano, hasta tal punto que el 4% de los holandeses que fallecieron en 2016 lo hicieron por esta causa. De hecho, desde que se legalizó la eutanasia en 2002, el número de casos se ha triplicado de largo.

Así, si en 2002 hubo 1.882 muertes por esta causa, desde ese año la estadística no ha parado de crecer, sobre todo a partir de 2007, hasta llegar a los 6.091 casos de 2016, como se puede observar en el siguiente gráfico, reproducido a partir de la información publicada por el diario El País el pasado 4 de septiembre con datos de la Comisión Regional de Revisión de la Eutanasia y la Asociación Médica Holandesa.

Evolución del número de casos de eutanasia desde 2002, fecha en que se legalizó
Evolución del número de casos de eutanasia desde 2002, fecha en que se legalizó

Las dudas que genera entre la población holandesa este gran incremento de muertes por eutanasia tiene bastante que ver con el hecho de que el 90% del sistema de salud holandés está en manos de cuatro compañías aseguradoras, que priman a los médicos por gastar poco.

La sanidad es un negocio en Holanda y la prioridad del doctor es ahorrar dinero al seguro. No importa tu salud, ya te puedes estar muriendo, que todo lo relajan con un Paracetamol y te mandan a casa”, denunciaba a principios de año el joven usuario y radiólogo venezolano Carlos Raboen Sánchez.

En ese sentido, dos recientes ejemplos del lado oscuro de la eutanasia y de cómo mata en Holanda ayudan a entender la magnitud del problema.

Mark Langedijk, el holandés de 41 años muerto por eutanasia sin ser enfermo terminal
Mark Langedijk, el holandés de 41 años muerto por eutanasia sin ser enfermo terminal

¿Se hizo lo posible por ayudarle?

Un primer caso es el de Mark Langedijk, un holandés de 41 años que pidió la eutanasia en julio de 2016. Era alcohólico, padecía depresión y un trastorno de ansiedad y estaba divorciado y con dos hijos pequeños.

Su caso levantó una gran polvareda porque, a pesar de no ser un enfermo terminal, rodeado de familiares y amigos, su médico de cabecera le inyectó una sustancia letal que acabó con su vida porque consideraba que su sufrimiento y su dependencia del alcohol eran insuperables.

Sin embargo, el hermano del fallecido, que ha escrito un libro donde narra con detalle el final de Mark Langedijk, plantea a la propia familia una de las grandes dudas sobre la muerte por eutanasia de su hermano: ¿hicieron lo posible por ayudarle? Una pregunta que cabría hacer en muchos de los casos en que se aplica la inyección letal en Holanda.

Un médico “forzó la situación” para aplicar la eutanasia a una anciana que se resistió
Un médico “forzó la situación” para aplicar la eutanasia a una anciana que se resistió

Una anciana se resiste y el médico “fuerza la situación

Otro caso muy polémico de una eutanasia aplicada en 2016 se cerró con una llamada de atención a un médico por “forzar la situación” para aplicar la eutanasia a una paciente que estaba aquejada de demencia aguda.

Según la información de La Vanguardia, ella firmó ante notario una declaración donde afirmaba que solicitaría la eutanasia “cuando lo creyera conveniente”. Pero, ante su mal estado y a pesar del documento en cuestión, fue el facultativo quien “consideró que había llegado el momento”. Le puso un barbitúrico en el café y luego le inyectó una sustancia letal por vía intravenosa. La mujer se resistió, pero su rechazo fue considerado un acto reflejo y el procedimiento siguió adelante.

“No conozco a ningún médico que ante un paciente con demencia y una buena calidad de vida vaya a practicar la eutanasia”, señala Paul Schnabel, sociólogo y senador liberal de izquierdas, responsable de la comisión que ha desaconsejado ampliar la legislación actual a una eutanasia por cansancio vital, un nuevo concepto cuyos protagonistas son ancianos sanos a partir de los 75 años que sienten su vida completa y no desean seguir adelante.

A Schnabel, el cansancio vital le parece más “una forma de asegurar la libertad de decidir sobre el final, porque la ley vigente ya puede afrontar casos de sufrimiento extremo derivado de sentirse acabado, sin estar enfermo”.

Por su parte, René Héman, presidente de la Asociación holandesa de Médicos, va más allá. Sostiene que “la generación entre 20 y 30 años quiere tener la seguridad de que podrá influir en todas las circunstancias de su vida, desde tener o no hijos, hasta el momento de la muerte; los de 40 y 50 años no desean acabar en un asilo”.

“Pero, al final, nadie quiere morir antes de tiempo. Una edad avanzada no es una enfermedad. El cansancio vital es un problema social que debemos encarar, pero una ley adicional puede tener efectos nocivos sobre la sociedad; corremos el riesgo de que los mayores se sientan desprotegidos y crean que deben firmar una declaración rechazando la eutanasia”, matiza.

Las estadísticas conocidas y las ocultas

Los datos sobre la evolución de la eutanasia en Holanda muestran también los datos estadísticos sobre tipos de dolencia motivo de eutanasia y los facultativos que las practican, como se puede ver en estos otros dos gráficos.

Tipos de dolencia que motivaron aplicar la eutanasia en Holanda en 2016 y médicos que la practicaron
Tipos de dolencia que motivaron aplicar la eutanasia en Holanda en 2016 y médicos que la practicaron

En el de la izquierda se exponen los tipos de dolencia que han sido motivo de practicar las 6.091 eutanasias de 2016. El cáncer es la enfermedad que más demandas de eutanasia recoge, con 4.137 casos. Otras causas de eutanasia son las afecciones por la edad (244); demencia en fase inicial, con síntomas como pérdida de la orientación o cambios de personalidad ya visibles (141); y enfermedad psiquiátrica (60).

El resto, que en realidad es la segunda causa, se concentran en el apartado de “otras” (1.509), que recoge varios trastornos pero que también da una idea de lo fácil que es ‘colar’ determinados casos controvertidos para hacerlos entrar en la ley.

Por otra parte, el gráfico de la derecha muestra el tipo de facultativo que aplicó la eutanasia en Holanda el año pasado. El 84% la practicó un médico de familia; un 3% geriatras; un 3% especialistas; y un 10% otro tipo de facultativo.

Sin embargo, nada se sabe sobre otro tipo de estadísticas que podrían arrojar luz sobre las verdaderas causas que llevan a los pacientes a escoger la inyección letal como solución y que pongan de manifiesto, por ejemplo, cuántas de esas personas vivían solas, con una lógica tendencia a dejarse ir, y cuántas vivían en familia y con un grado más o menos severo de dependencia.

Tampoco se sabe nada entre los fallecidos por eutanasia sobre cuál es la distribución por edad o cuáles eran sus ingresos, dos indicadores que dicen mucho sobre el deseo de vivir o de quitarse la vida en una sociedad desvinculada e individualista.

Ni se dan mayores explicaciones, dentro de quienes decidieron poner fin a su vida, sobre qué porcentaje recibían cuidados paliativos, o no, y cómo está de extendido este tipo de cuidados que ayudan al enfermo en sus días finales.

La ley de eutanasia holandesa penaliza su mala práctica hasta con 12 años de cárcel, pero incluso ante casos controvertidos nunca pasa nada
La ley de eutanasia holandesa penaliza su mala práctica hasta con 12 años de cárcel, pero incluso ante casos controvertidos nunca pasa nada

Nunca pasa nada

En cualquier caso, Jacob Kohnstamm, presidente de la Comisión Regional de Revisión de la Eutanasia y 45 juristas, médicos y expertos en ética que evalúan las eutanasias practicadas, han concluido que 10 de ellas no se ajustaban a las exigencias legales. Eso exige un paciente seguro y consciente, que lo pide repetidas veces y una dolencia irreversible con dolores insufribles.

“Mi mayor deseo es cumplir las leyes, de modo que esa decena de casos fueron enviados al fiscal y a la Inspección General de Salud. Debo decir, sin embargo, que nunca desde la aprobación de la ley ha habido que procesar a un facultativo. Todos obraron de buena fe, pensando en el paciente. Por eso es muy difícil enfilar la vía penal”, asegura.

Aunque la ley de eutanasia holandesa penaliza su mala práctica hasta con 12 años de cárcel, la verdad es que incluso en casos tan controvertidos como estos nunca pasa nada.

¿Te ha gustado el artículo?

Ayúdanos con 1€ para seguir haciendo noticias como esta

Donar 1€
NOTICIAS RELACIONADAS

2 Comentarios. Dejar nuevo

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.

Rellena este campo
Rellena este campo
Por favor, introduce una dirección de correo electrónico válida.

El periodo de verificación de reCAPTCHA ha caducado. Por favor, recarga la página.