Bill de Blasio, el alclade de Nueva York, ha tomado la decisión de implantar un nuevo sistema de control de la línea de metro. La antigua, que funciona desde la inaguración del metro (1904) cada vez muestra más errores y unos costes de mantenimiento inasumibles. Gran parte de las piezas, cuya producción se detuvo hace décadas, son fabricadas a mano y exclusivamente para el metro de Nueva York. Para poder renovar las instalaciones De Blasio ha anunciado que recaudará 800 millones de dólares anuales de los más ricos de la ciudad para poder sufragar los gastos. Para ello a los que cobren más de 500.000 dólares anuales pasarán de tributar al 4,4%.
Los retrasos del metro son cada vez más frecuentes. Es tal la situación que la directora del órgano que gestiona el metro declaró que los usuarios del metro (casi 6 millones diarios) “Tienen todo el derecho a estar frustrados”. En 2012, cuando la situación era ligeramente mejor, los retrasos se contabilizaron en 28.000. Este año se ha alcanzado los 70.000. Además de los problemas de puntualidad hace unos meses dos vagones descarrilaron causando más de 30 heridos.
Un sistema de señales de museo
A pesar de ser una de las redes de ferrocarriles urbanas más grandes del mundo, su sistema de control es tan antiguo como las propias líneas. Sin a penas cambios en la central de control, acciones como el cambio de sentido de las vías o los semáforos se sigue llevando a cabo todo de forma manual.
El vetusto sistema de control se renovará en los próximos años tras un siglo de funcionamiento. Las autoridades declaran que la transición se realizará sin afectaciones de las líneas activas. Los sistemas modernos de señales computarizadas son más fiables y exactos, lo que significa que los trenes pueden viajar con menos espacio entre ellos. Esto permite un servicio más frecuente. También es más seguro porque los trenes pueden detenerse automáticamente.