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Reflexiones sobre el concepto “patriotismo”

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Reconozco que las palabras "patria", "patriota", "patriotismo", me generan una cierta dificultad de aceptación. Son conceptos que según como te los miras, te generan dudas. Tal vez sea porque a lo largo de la historia, en nombre de las patrias, se han hecho auténticas barbaridades, tal vez porque nos recuerden algunas vivencias desagradables. Pero mirando fríamente el meollo de la cuestión, qué tiene de particular que uno sienta cariño y admiración por la tierra que nos ha visto nacer, en la que uno se siente profundamente enraizado, la lengua que hablo, la cultura, las costumbres, la danza, los símbolos… todo aquel conjunto forma parte de aquello que nos identifica.

Es curioso, que las personas tenemos una cierta necesidad de identificarnos con una realidad colectiva superior, que nos proporciona seguridad y autoestima. Esto es normal, no tiene nada de negativo, si no todo lo contrario. Pero al mismo tiempo, -y aquí viene mi dificultad de aceptación del concepto "patria"- a veces se nos mezcla una insana actitud de superioridad, o cuando no, de beligerancia o de rechazo hacia las otras patrias, a las que se considera de rango inferior, y es ahí donde comienza la patología del patriotismo. Cuando ésta realidad colectiva la sobre valoramos, la mitificamos, cuando llegamos a decir: "todo por la patria", y en este "todo" se puede incluir la violencia o el dominio sobre las otras patrias. Es a partir de aquí cuando el patriotismo comienza a ser peligroso. Con otro riesgo más grande todavía… la persona pasa a ser una pieza al servicio de la Patria, que se valora más que la vida de los ciudadanos.
¿Estamos diciendo con esto que los conceptos "patria o patriotismo", son conceptos negativos? En absoluto. Estamos diciendo que conviene definir los límites a partir de los cuales, el patriotismo, pasa de ser una actitud positiva, a una actitud peligrosa. ¿Dónde están estos límites? Convendría hacerse previamente esta pregunta: ¿el patriotismo es generador de paz y buena convivencia con las otras patrias, o por el contrario crea un clima de violencia, dominio o desprecio sobre ellas? Esta es la cuestión que delimita si el patriotismo hace un bien o hace un mal.
El mundo del futuro se tendrá que asentar sobre unas bases nuevas que sean generadoras de buenas relaciones. Teniendo muy claro, que amar y valorar aquello que es propio, no debe incluir el odiar o rechazar aquello que es ajeno. Y aquí, para ir bien, -si se me permite la utopía- podemos poner el listón bien alto, hasta el punto de valorar y respetar las otras patrias, como si fuera la nuestra, de modo que esta actitud genere reciprocidad y los otros valoren nuestra patria como si fuera la suya. Es cierto que distintas patrias implican diferentes culturas, distintas costumbres, distintos valores… pero este es el gran reto: construir la unidad en medio de la diversidad.

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