La separación de Iglesia y Estado es correcta, ya que ha dado a la Iglesia independencia y la no contaminación de errores de gobierno.
El que ha salido perdiendo es el Estado, ya que ha perdido la guía para distinguir el bien del mal. Al perder el rumbo, el Legislativo aprueba leyes y más leyes, fiándose de la opinión del pueblo, que muchas veces no es ni mayoritaria, para ganar votos.