Primero fue The Economist con un artículo sobre el genocidio (aborto) practicado a las niñas concebidas. Ahora es la estadounidense TIME, con reveladores resultados sobre la ineficacia de la llamada píldora del día después.
En el artículo La píldora del día siguiente no reduce los embarazos no deseados (Study: morning-after pill doesn’t reduce unwanted pregnancy), publicado en la portada web de TIME, Eben-Harrell revela datos de especialistas en la materia.
Refleja, por ejemplo, que, desde que en 2006 Estados Unidos autorizó la venta sin receta de la píldora del día después (PDD), no han disminuido ni el índice de embarazos no deseados ni –en consecuencia– la tasa de abortos practicados en clínicas mata niños.
Un dato de no poco valor que también ofrece el artículo es la falta de datos confiables sobre la eficacia de
“Cultura del sexo”
De hecho, la experta estadounidense de
Sin embargo, “se ha demostrado que el incremento del uso de ese método contraceptivo de emergencia no ha conseguido estos objetivos. Un estudio basado en once pruebas llevadas a cabo con un total de 7.695 mujeres en los Estados Unidos, China, India y Suecia mostró que las mujeres a las que se le había administrado esta contracepción no eran más susceptibles de beneficiarse del sexo no protegido, o de contraer enfermedades de transmisión sexual”, entre otras conclusiones, “en comparación con mujeres que no tomaron la píldora”.
“Encontramos que la provisión incrementó el uso de la contracepción de emergencia y llevó a las mujeres a tomar las pastillas poco después del intercambio (sexual). Eso es todo”, afirma también en el mismo artículo la investigadora Chelsea Polis, de
Otros estudios cuestionan ‘la píldora’
En un artículo publicado el 16 de marzo de 2010, la agencia Aceprensa cuestionaba el mito de que la píldora alargara la vida. Con datos de un estudio epidemiológico de
Otros estudios apoyan conclusiones en este sentido, o al menos cuestionan las “bondades” de
Sin embargo, es evidente que las grandes multinacionales prefieren invertir en publicidad que, en base a mentiras, presenta ‘bondades’ de estas píldoras que no dejan de ser abortistas; o lo que es lo mismo: un negocio presentado como salida, un negocio que facilita el homicidio.
Pero el negocio de que es objeto la mujer no se reduce a un solo rubro. Mientras se siga haciendo pasar –y se siga aceptando creer– que el aborto es un bien, la mujer seguirá reportando redituables ganancias a quienes, lejanos a ella, agravan su dolor, aumentan su soledad y le venden aparentes salidas que en realidad son entradas al laberinto de la desesperación.
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