Entre 1346 y 1347, estalló la mayor epidemia de peste de la historia de Europa. Sembró la muerte por todo el continente. La causa fue la Yersinia Pestis, una bacteria que propagaban las pulgas que picaban a las ratas y después a los humanos.
Actualmente tenemos otra peste por un virus: el Covid-19. Ha dado lugar a una zoonosis pandémica originada en China.
Ante este panorama podemos hacer unas reflexiones.
Gracias a todo el personal sanitario y científico se está evitando que el virus se extienda más, haya más complicaciones y más muertes. Las fuerzas armadas y los cuerpos de seguridad del estado evidentemente están siendo fundamentales. Sin embargo, muchos políticos, directores y presidentes entrajados y encorbatados, han promovido recortes en la sanidad, han sido los promotores de jubilar a los médicos a los 65 años en su plenitud profesional y las hemerotecas han puesto de relieve como han hablado y después nada de lo dicho ha sido cierto. Tan solo ponen su objetivo en ellos mismos y utilizan a las personas para que les voten. Es el único interés que tienen.
Pero no hay que olvidar, y cada uno tiene que sacar sus propias conclusiones, de que los seres humanos no somos «los reyes del mambo», si creemos que somos capaces de dominarlo todo, y de evitar, mediante ideologías que no son más que una distorsión antropológica, la peste, el hambre y las guerras, estamos equivocados. Sólo con nuestras propias fuerzas no podemos y para muestra esta pandemia que nos ha desconcertado y consternado.
