Ocho razones por las que la violencia de pareja no es violencia de género
La Teoría feminista de la violencia de pareja
La teoría feminista de la violencia de pareja plantea que se trata de un problema de género. En esta entrada voy a criticar esta teoría y voy a intentar argumentar que los hechos la contradicen. Pero lo primero que hay que hacer es describir la teoría feminista de la violencia de pareja que voy a combatir porque quizás muchas personas no conocen con detalle lo que dice realmente esta teoría.
La teoría feminista mantiene que la violencia de pareja de los hombres contra las mujeres surge de valores patriarcales que motivan que los hombres busquen controlar la conducta de las mujeres, usando la violencia si fuera necesario. Desde esta perspectiva, el patriarcado es visto como causa directa de la violencia de pareja más que como un factor que interactúa con otras causas. Cuando se habla de la teoría feminista la primera referencia que se suele citar es el libro de 1979 de Dobash y Dobash Violence Against Wives. Rebecca y Russell Dobash, a los que podemos considerar los popes de esta teoría, dicen ahí: “Los hombres que asaltan a sus mujeres están en realidad cumpliendo con unas prescripciones culturales muy queridas en la sociedad occidental -agresividad, dominancia masculina y subordinación femenina- y usan la fuerza física como un medio de imponer esa dominancia”.
- La sociedad en su conjunto apoya las actitudes violentas de los hombres contra las mujeres
- La violencia de pareja de los hombres contra las mujeres no tiene nada que ver con el resto de las violencias familiares, ni de otros delitos o crímenes, y por tanto debe ser estudiada al margen del resto de las agresiones y violencias humanas.
- el foco están las características sociales y culturales y no en características o patologías individuales como trastornos mentales, alcohol, pobreza, experiencias infantiles, estrés, ira, etc. Tampoco tiene nada que ver con disfuncionalidades, conflictos o problemas dentro de la pareja ni de la familia. Por ello, el “tratamiento” propuesto para esta violencia (pongo lo de tratamiento entre comillas porque por supuesto el enfoque no es terapéutico) es educativo y en su modelo de abordaje, el llamado modelo Duluth, las intervenciones son psicoeducativas y se trabaja primordialmente con grupos de hombres. En estos grupos se educa a los hombres para que entiendan que su conducta agresiva está causada por sus creencias de género hacia las mujeres. No sorprende que no haya evidencia de que este modelo funcione.
1- Una cosa muy rara no se puede explicar con una cosa muy frecuente.
2- Las conductas humanas son complejas y no suelen tener una causa única
3- Las mujeres también perpetran violencia de pareja.
- se han hecho estudios sobre las razones o la motivación por la que las mujeres y hombres usan la violencia en las relaciones de pareja y, básicamente no hay diferencia en estos motivos. Las propias mujeres no incluyen la autodefensa entre las razones principales de su conducta agresiva, sino otras motivaciones como los celos, la ira, el querer que le hagan caso, impedir que el otro miembro de la pareja haga algo o conseguir que lo haga, etc.
- Muchos estudios de diferentes tipos de muestras encuentran que al menos en un cuarto de las relaciones violentas las mujeres son las únicas perpetradoras (ver referencias aquí).
- Diversos estudios encuentran que las mujeres inician la violencia con más frecuencia que los hombres (Straus, 2004; Capaldi y cols. 2007; Ferguson y cols. 2005; O´Leary y Slep 2006😉
- Por otro lado, la autodefensa es aducida por hombres y mujeres en la misma proporción. Ver también aquí y aquí.
- Como veremos más adelante, la violencia en parejas de mujeres es tan frecuente como en parejas heterosexuales y aquí, evidentemente, no se puede argumentar que la violencia de la mujer es una respuesta a la del hombre.
- Por último, hay estudios longitudinales, como el Dunedin citado antes, donde se ve que tanto la violencia de los hombres como la de las mujeres se puede predecir a partir de factores de riesgo presentes en la infancia y la adolescencia. Este es el tema de un libro clásico de Moffitt y cols, Sex Differences in antisocial behavior, del que hablé en esta entrada. Ver más referencias a los puntos anteriores aquí, Controversies in Partner Violence y aquí.
4- No es cierto que la sociedad apruebe la violencia contra las mujeres.
Quinto, también hay estudios, como éste, que sugieren que «los hombres inhiben su agresión hacia sus parejas mujeres no porque son sus parejas sino porque son mujeres. Indica también que las mujeres aumentan su agresión hacia sus parejas no porque sean hombres sino porque son sus parejas”.
5- La frecuencia de violencia de pareja en parejas homosexuales es igual o mayor que en parejas heterosexuales
6- Las Motivaciones de todas las violencias de pareja son esencialmente las mismas
- Consumo de alcohol: los problemas de alcohol se relacionan más con la violencia masculina de lo que el consumo de alcohol se relaciona con la violencia femenina.
- Presenciar violencia de pareja o sufrir maltrato en la infancia se asocia más a violencia masculina. Es decir, los hombres que crecen en hogares violentos fueron más violentos hacia sus parejas que las mujeres que crecen en hogares violentos.
- El patrón de relación en parejas de “demanda/retirada” es un patrón perjudicial en el que un miembro de la pareja culpa y presiona y el otro se retira. El patrón en el que el hombre demanda y la mujer se retira se asocia más a perpetración de VP por los hombres que al revés.
7-La Teoría feminista implicaría un funcionamiento absurdo de la mente humana.
8-La Violencia de Pareja más frecuente no es de género.
¿Estoy haciendo negacionismo de la violencia de género?
Conclusiones
Artículo publicado en el Blog Evolución y Neurociencias
2 Comentarios. Dejar nuevo
La misándrica Irene Montero que tome nota.
Es esperanzador que poco a poco diversos estudios serios y diversos profesionales de la psiquiatría, la medicina y la piscología vayan dando luz sobre esta violencia sin sentido, pero que proviene de lo más hondo de la miseria humano, del hombre o mujer y sus vicios y defectos. No puede una ideología -la ideología de género- pontificar sobre estos conflictos: se equivoca de raíz. No es una lucha de géneros. Es absurdo decir que hay más hombres malos que mujeres. Cada persona, allá en su conciencia ha de buscar esas causas, que se entroncan sin duda en el misterio del mal.