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Francisco, un papa para la vida (I)

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¿Quién puede estar contento de la muerte del Papa? ¡Pues lo hay, y respiran aliviados! Les metió el dedo en el ojo, y aún siguen hurgando en su alma de santo. Es comprensible, ¿a quién le gusta que le metan el dedo en el ojo? Con sus juegos de palabras, maestro del doble sentido, era ese revulsivo el que buscaba el Papa. Con esos que siguen infamando (su forma de vida) Dios será especialmente contundente, en especial con aquellos que se llaman católicos y en lugar de dar amor lo que hacen es crear marejada, para que el amor se diluya en nuestro mundo lacerado y atravesado por tanta dolencia y perverso ruido. Profundicemos: ¿es esa la unidad que pidió insistentemente Jesús, de palabra y de obra? “Que todos sean uno, como tú, Padre, en mí y yo en ti” (Jn 17,21).

Ciertamente, Francisco ha sido un revulsivo que ha agitado la parva para separar el grano de la paja. “Aventará su parva, reunirá su trigo en el granero y quemará la paja en una hoguera que no se apaga” (Mt 3,12). Al actuar con su mano izquierda ha criticado el clericalismo y ha abrazado enfermos de los que parece que se acabe el mundo con epidemias mil, y hasta besado mejillas de mujeres (¡y a un cardenal!) que se acercaban a Él con empatía… aunque en realidad fue ese cardenal quien besó a Francisco; y Francisco lo aceptó y lo devolvió. Es la ecología integral de que Francisco hablaba, que empieza en uno mismo, con la determinación necesaria para superar toda dolencia, dentro y fuera de uno mismo, en el alma que condiciona el mundo, la creación del Dios uno y trino.

Locuacidad mordaz; en un mundo pervertido por la grandeza vivida a costa del pequeño, el Papa supo dar un golpe de timón. Sorprendía la sencillez con que Francisco abordaba temas intricados y las más inverosímiles observaciones que realizaba en aquello que podía parecer inevitable a simple vista y no lo era, atizando con la mano izquierda para denunciar la mentira y acariciando con la derecha como lo haría un padre: ha sabido acercar el papado a la gente; ya nadie le tendrá miedo.

Criticó la pobreza que en realidad es ostentación; aquella doblez con que los hipócritas fingen ser de los buenos por fuera, sin dejar de lado ni por asomo su maldad por dentro. Es aquella pobreza que grita, que es incluso del partido de la riqueza. Por el contrario, sabía el Papa que hay también aquella riqueza que se asume con corazón de niño: inocentemente, sin aspavientos y para enriquecer a otros, asumiendo que somos administradores de los bienes temporales con que Dios nos bendice, como le gustaba repetir al Papa.

Entre latidos

En efecto, Francisco era un padre que sabía ser niño. Como nosotros, que, si queremos, el Espíritu habita en nuestro corazón, y nos guía como el Papa hizo con quien se dejaba sin mostrarse rebelde a sus enseñanzas e inspiraciones. Por el contrario, hay personas de a pie que actúan a tientas, como aquellos periodistas (?) que escriben letras i-letradas sin saber lo que están diciendo, entre lo que no cuadra línea con deslínea ni palabro con palabra. A veces aquella locuacidad del Papa Francisco le cogía a traspiés, pues no buscaba la perfección en sus expresiones, sino la naturalidad que también a un papa se le ha de respetar.

Carne de periodista malo. No es moco de pavo, pues abundan artículos que critican los bulos, las noticias engañosas y la desinformación, cuando en realidad es lo que ellos están haciendo a diestro y siniestro. Es la gran perversidad a que están llegando. Lo criticó el Papa Francisco cuando hablaba insistente de la inocencia y la rectitud de intención que debe prevalecer sobre el propio interés, en sus encuentros con los medios de comunicación y con los empresarios.

Francisco vive y vivirá ya en la gloria del Padre. He leído uno que criticaba a otro que afirmaba lo mismo. ¿Es que no podemos ya ni pensar que Dios, nuestro Padre, haya acogido al justo Francisco en su Seno? Francisco era un papa nada inocente, pillo como el que más, porque sabía vivir con corazón de niño y mano de padre. Aceptarlo, ¿es ser papólatra?

Los que piensan que no hay que adorar al Papa tienen razón, pero no va por ahí su inquina, sino en sentido contrario, y no advierten (todavía) que ahora viene otro papa que le seguirá el rastro: Francisco ha abierto camino y ha enseñado la manera de caminarlo; habrá que caminar con más tiento, porque los tiempos se complican, y los aires tergiversan las palabras y escampan los nubarrones. Pero eso lo analizaremos el próximo viernes, pues el Papa Francisco era un papa renovador y osado que daba y sigue dando para mucho, y el tiempo lo confirmará… cuando la semilla brote. “Y pronto lo glorificará” (Jn 13,32).

Twitter: @jordimariada

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