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La importancia de los libros navideños para los niños

Familia

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Los días navideños parecen hechos a medida de los más pequeños. La Navidad, al fin y al cabo, celebra el misterioso nacimiento de un Niño extraordinario, uno cuyo amor —en palabras de Dante— «sostiene al sol y a las demás estrellas».

Entre todos esos regalos posibles para estas fechas, los libros navideños ocupan un lugar privilegiado, pues unen belleza, asombro y verdad en un mismo gesto.

Chesterton, siempre profético, nos ayuda a comprender por qué. Denunció con lucidez la tendencia moderna a conservar las formas vaciando el fondo: una Navidad mantenida «irrespetuosamente», reducida a cascarón brillante pero hueco. Su crítica —hecha hace cien años— describe con precisión nuestra sociedad, donde la fiesta se ha convertido en una excusa más para comprar y distraerse. Frente a esa Navidad superficial, Chesterton defendía el retorno a la esencia: al asombro, a la inocencia, a la alegría que brota desde dentro.

En este contexto, regalar a los niños libros navideños es un acto importante y profundamente cristiano. Chesterton llegó a elaborar una verdadera teología del regalo, recordándonos que Cristo mismo fue “el primer regalo de Navidad”, un don visible y tangible. Por eso, un libro bello, pensado para el corazón infantil, no solo entretiene sino que también transmite significado.

A continuación, varias obras que, cada una a su manera, ayudan a los niños a entrar en el misterio de la Navidad.

La historia de Navidad, de Gennady Spirin (1998)

Las ilustraciones de Spirin —ricas en oro, carmesí y azules profundos— evocan la tradición rusa, el arte flamenco y los frescos renacentistas. Es un libro para contemplar, para aprender a ver, para detenerse ante la belleza. Su calidad estética lo convierte en un clásico imprescindible para estas fechas.

¡Tengo el corazón contento!, de Bárbara Domínguez

Este tierno álbum ilustrado celebra la alegría interior que brota en Navidad. Bárbara, con su estilo delicado y luminoso, muestra cómo los pequeños gestos preparan el corazón para estas fiestas. Es un libro que dialoga perfectamente con la idea chestertoniana de que la verdadera alegría nace de lo pequeño y lo cotidiano, no del consumismo ruidoso.

Historias de un belén, con ilustraciones de Tina Walls

Una obra que invita a los niños a recorrer el belén como si caminaran dentro de él. Tina Walls aporta una estética cálida y contemporánea que permite redescubrir a los personajes tradicionales —el pastor, los animales, los Reyes Magos— desde la cercanía y la ternura. Este libro ayuda a los niños a comprender que el belén no es un adorno más, sino un puente hacia el misterio del nacimiento de Jesús.

La historia de la Navidad, de Katharine Bamfield (texto) y Margaret Tarrant (ilustración)

La ilustradora Margaret Tarrant, una de las grandes artistas del imaginario infantil británico, ofrece aquí estampas llenas de dulzura, luminosidad y serenidad. El texto de Bamfield acompaña con sencillez los episodios evangélicos, manteniendo esa combinación de claridad y encanto que hace del libro un clásico. Su estilo, suave y reverente, conecta de forma natural con la sensibilidad religiosa de la Navidad.

La primera Navidad, de Jan Pienkowski (1983)

Con siluetas negras sobre fondos intensos y versículos bíblicos que acompañan cada página, este libro transmite una poética mezcla de sencillez y profundidad. Su estética casi medieval lo acerca a la tradición del cuento de hadas.

Un regalo que dura más que la fiesta

Regalar un libro navideño es ofrecer algo que permanece en el tiempo. Chesterton insistía en distinguir entre el regalo auténtico y el obsequio vacío. Un buen libro pertenece siempre a los primeros.

En un álbum ilustrado sobre la Natividad, un niño puede descubrir que la Navidad es un asombro que renace cada año.

Como decía Chesterton en El Dios en la cueva, Cristo vino tanto para los sabios como para los sencillos. Por eso los libros navideños son un regalo tan propio para los niños: porque les ayudan a conservar intacta esa verdad interior que el mundo, a veces, intenta apagar.

Que esta Navidad sea, para ellos y para nosotros, ocasión de volver a Cristo.

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