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El mensaje oculto en las antífonas del 17-23 de diciembre: la tradición de Adviento que guarda un secreto milenario

Iglesia

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Cada año, del 17 al 23 de diciembre, la Iglesia inicia uno de los momentos más bellos y profundos del Adviento: el canto de las Antífonas Mayores, también conocidas como Antífonas de la O. Aunque muchos fieles las escuchan sin conocer su origen, estas siete invocaciones contienen un mensaje oculto, un juego lingüístico heredado del siglo VIII que anuncia la llegada del Mesías.

Como explica el liturgista J. Aldazábal en su obra Enséñame tus caminos I: Adviento y Navidad día tras día (Barcelona, 1995), estas antífonas forman “un verdadero septenario de espera” con el que la Iglesia se prepara para la solemnidad del Nacimiento del Señor.

¿Qué son las Antífonas de la O?

Las Antífonas de la O son siete oraciones breves dirigidas a Cristo, cantadas cada día con el Magnificat en las Vísperas. La Iglesia las entona desde hace más de 1.200 años como una expresión del deseo ardiente de la humanidad por la llegada del Salvador.

Cada una comienza con la exclamación «O…» —de ahí su nombre— seguida de un título mesiánico tomado de la Escritura, y termina con la súplica que resume el corazón del Adviento: «ven».

Aldazábal señala que estas invocaciones concentran “la admiración de la Iglesia ante el misterio de un Dios hecho hombre”, pero también la súplica urgente de su comunidad: que el Señor no tarde.

Los siete títulos del Mesías en las Antífonas Mayores

Cada día del 17 al 23 de diciembre está dedicado a uno de estos nombres proféticos:

  • O Sapientia – “Oh Sabiduría”: Cristo como Palabra eterna. 
  • O Adonai – “Oh Señor poderoso”: el Dios que libera. 
  • O Radix Jesse – “Oh Raíz de Jesé”: el renuevo que brota de la genealogía de David. 
  • O Clavis David – “Oh Llave de David”: quien abre y nadie puede cerrar. 
  • O Oriens – “Oh Oriente”: el Sol que nace de lo alto, luz para las naciones. 
  • O Rex Gentium – “Oh Rey de las Naciones”: príncipe de la paz. 
  • O Emmanuel – “Oh Dios-con-nosotros”: su nombre definitivo. 

Estas invocaciones, explica Aldazábal, “condensan el espíritu del Adviento y de la Navidad”: contemplación del misterio y súplica ardiente por su venida.

El secreto escondido: el acróstico “Ero cras”

La tradición conserva un detalle sorprendente que Aldazábal también subraya:
si tomamos la primera letra latina de cada título, en orden inverso, aparece el mensaje “ERO CRAS”.

Es decir:

Emmanuel – Rex – Oriens – Clavis – Radix – Adonai – Sapientia
E R O C R A S

En latín significa:

«Seré mañana» o «Vendré mañana».

Es como si el mismo Cristo respondiera a las súplicas insistentes de la Iglesia en la última semana de Adviento:
“Me invocáis… y mañana llegaré”.

Un guiño espiritual oculto desde hace más de mil años.

Cómo se cantan y dónde aparecen

Estas antífonas se cantan:

  • Antes y después del Magnificat en las Vísperas de cada uno de los siete días. 
  • En forma abreviada, como versículo del Aleluya antes del Evangelio de la Misa. 

Aldazábal describe especialmente “la hermosa melodía gregoriana” con la que tradicionalmente se entonan, aunque hoy también existen versiones en lenguas modernas.

Una tradición que mantiene vivo el corazón del Adviento

En una época marcada por prisas, compras y ruido, las Antífonas de la O invitan a reencontrar la profundidad del Adviento: una espera real, histórica, espiritual.

En ellas resuena el diálogo entre la Iglesia que suplica:
“Ven, Señor Jesús”…

y la respuesta del Mesías, escondida en un acróstico milenario:
“Vendré mañana”.

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