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Expertos británicos exponen sus temores mientras aumenta el número de niños sometidos a tratamientos de cambio de sexo

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El Daily Mail se hace eco de la próxima aparición de un libro colectivo que cuestiona el modo en que se está enfocando el tratamiento de la disforia de género en el Reino Unido:

«El creciente número de niños que buscan un cambio de sexo se ha convertido en un escándalo nacional, advierten un importante grupo de académicos y expertos médicos en el Reino Unido».

En una intervención dramática que constituye una línea divisoria en el debate transgénero, todos ellos se han unido para expresar sus temores sobre las terribles consecuencias a las que se enfrentan miles de jóvenes que cambian de género, incluida la infertilidad y los problemas de salud a largo plazo.

Una empleada de la única clínica británica del Servicio Nacional de Salud (NHS) que trata cambios de género en la infancia afirmó: «Estoy realmente enfadada por lo que les está sucediendo a estos niños. Lo que he presenciado es increíblemente angustiante y perturbador, y debería detenerse».

Las preocupaciones de los expertos se exponen en un libro de ensayos titulado Inventing Transgender Children And Young People (Inventando niños y jóvenes transgénero) que desafía lo que califica “la peligrosa ideología transgénero” promovida en las escuelas, universidades, el NHS y otras instituciones públicas.

Heather Brunskell-Evans, antigua investigadora en el King’s College de Londres, que es coeditora del libro, afirmó que hace 30 años la idea de que un niño pudiera nacer en el cuerpo equivocado no tenía sentido para la gente. “Ahora la idea, que fue inventada por especialistas en medicina de género y activistas transgénero, ha sido aceptada universalmente. Pero lo que argumentamos es que esta aceptación incuestionable representa una seria amenaza para el bienestar y la seguridad de los niños. Esperamos, a través de este libro, llamar la atención sobre el escándalo de los niños transgénero”.

El libro advierte de que:

  • Los médicos no están informando de que quienes toman potentes medicamentos para cambiar de sexo están «sacrificando» la posibilidad de tener hijos
  • Los médicos que se resisten a diagnosticar a los niños como transgénero se enfrentan a acusaciones de transfobia
  • Los adolescentes que experimentan «sentimientos normales» de incomodidad con sus cuerpos están siendo clasificados automáticamente como transgénero.

Otro de los que han contribuido al libro, que se publicará a fines de este año, es el Dr. David Bell, psiquiatra consultor del Tavistock and Portman NHS Foundation Trust en el norte de Londres, donde se encuentra el Servicio de Desarrollo de Identidad de Género (GIDS) para niños del NHS.

Otros autores incluyen al Profesor de Sociología en la Universidad de Oxford Michael Biggs; el psicoterapeuta Bob Withers, ex profesor titular de la Universidad de Westminster; y Dianna Kenny, profesora de psicología en la Universidad de Sydney, Australia.

El Dr. Bell, que ha escrito el prólogo del libro, pide una «investigación urgente» sobre los motivos del enorme aumento en el número de referencias de identidad de género. Las últimas cifras de GIDS muestran que 2.590 niños, de los que tres cuartas partes eran niñas, fueron remitidos el año pasado. En 2009, esta misma cifra fue inferior a 100.

Más recientemente, ha habido una tendencia principalmente de adolescentes que declaran, sin síntomas previos, que quieren cambiar de sexo, un fenómeno conocido como disforia de género de inicio rápido.

La clínica de Tavistock es el único servicio de NHS para menores de 18 años diagnosticados con disforia de género. El Dr. Bell, ex director de Tavistock y de Portman NHS Trust, ha declarado que: «La rápida escalada de las referencias, el gran aumento de las mujeres natales [nacidas] que buscan cambiar de género y la aparición repentina de la llamada disforia de género de inicio rápido no pueden ser explicados solo por factores individuales. Tampoco es probable que sea causado por un gran número de individuos que se ahora se sentirían libres de «salirdel armario».

El psiquiatra, que el año pasado elaboró un informe interno crítico sobre GIDS que calificó al servicio como «no apto para su propósito», advirtió: «Muchos servicios han promovido el uso de la intervención médica y quirúrgica sin prestar suficiente atención al daño grave e irreversible que esto puede causar y con actitudes muy superficiales sobre el tema del consentimiento en niños pequeños«.»

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