A principios de este mes de diciembre una junta escolar de Virginia votó por unanimidad despedir a un maestro después de que se negara a cumplir con las órdenes de los administradores de usar los pronombres masculinos para dirigirse a una estudiante que había manifestado que éste era su deseo. La estudiante había hecho una transición durante el verano y comenzó a identificarse como hombre.
El profesor Peter Vlaming hizo todo lo posible para no ofender a la estudiante sin, al mismo tiempo, violar sus creencias. Usó el nuevo nombre de la estudiante para evitar contrariarla, pero se abstuvo de usar pronombres masculinos para dirigirse a la estudiante para no expresarse en contra de su creencia de que Dios creó a los seres humanos hombres y mujeres.
No tengo problemas para evitar pronombres femeninos porque no estoy aquí para provocar a nadie, afirmó Vlaming a la prensa, pero no puedo referirme a una mujer como hombre y a un hombre como mujer sin violentar mi conciencia.
(Fuente Daily Signal)
Hasta aquí la letra fría de la noticia. No es la primera vez que sucede esto pero tampoco será lamentablemente la última.
Es que como afirmó Benedicto XVI la ideología de género pasó de pedir tolerancia cuando era minoría a ser una dictadura luego de empoderarse hasta legislativamente en muchos países. No se advierte que tipo de tolerancia ahora practican los grupos LGBTIQ.
Pero lo grave es que en verdad no se trata de tolerancia sino del derecho a la objeción de conciencia que es un derecho humano reconocido por la comunidad internacional en varios tratados y por las legislaciones nacionales de muchos países.
Y por ello es que ya algunos ordenamientos jurídicos están previendo para el aborto, la eutanasia, los cambios de sexo y otros temas de bioderecho, prohibir la objeción de conciencia, lo cual es una barbarismo contra el cual muy pocos medios e intelectuales se han alzado, lamentablemente. El terror de ser considerado políticamente incorrecto parece que paraliza o adormece muchas conciencias o lo que va quedando de ellas!
Y esto es lo que afirmó el profesor despedido: no puedo referirme a una mujer como hombre y a un hombre como mujer sin violentar mi conciencia. Porque de eso también se trata!.
En un trabajo nuestro anterior publicado afirmábamos:
Este episodio lamentable, que es solamente la punta del iceberg, nos evoca lo que Josep Miró denomina en su reciente obra La sociedad desvinculada como la abolición del hombre, a la que conduce la ideología de género. Citando al escritor C. S. Lewis, aplica la frase a la triste y antinatural realidad de la ideología o perspectiva de género que se expande por el mundo como sorda enfermedad que, de no ser detenida, llevará al enfermo a la muerte.
Esta ideología sostiene, al decir de Miró, que la orientación sexual y la identidad sexual de las personas son el resultado de una construcción social. Es decir, el dato biológico del sexo con que nacemos no cuenta para nada para esta ideología. Es más, se lo niega explícitamente. No hay hombres ni mujeres, ni padres ni madres, porque la naturaleza biológica no importa. El sexo de la humanidad, dicen, es polimorfo, voluntario, transitorio, homosexual, bisexual, transexual, transgénero.
Y para peor, esta ideología está llegando a consagrarse en muchas legislaciones nacionales y en varios tratados internacionales, porque hay organismos que están hace años infiltrados por agentes de esta ideología, ante la pasividad muchas veces de los representantes de Estados que incluso no adhieren a esta perspectiva.
Porque no se trata de la justa reivindicación de los derechos de la mujer, con la que todos estamos de acuerdo por una sencilla razón de equidad sino de otra cosa muy diferente.
Sólo tomando conciencia de los graves daños que la misma ocasiona, como lo han expresado muchos gobernantes, incluso de izquierda, como el ecuatoriano Rafael Correa, es que podrá detenerse este alud antinatural.
Urge reaccionar rápidamente en defensa del lesionado derecho humano a la objeción de conciencia!.