La gran, y muchas veces única, labor humanitaria que solamente la Iglesia Católica desarrolla en muchos temas y campos ha quedado verdaderamente evidenciada en la necesidad que sufren muchas familias españolas víctimas de esta lamentable crisis. Desde los comedores sociales, Caritas, Unicef, Manos Unidas, Misiones y un largo etcétera, terminando por la labor parroquial en temas sociales la Iglesia ha sido un organismo eficaz que ha dado respuesta de primera mano a los más damnificados por la situación que vive España.
¿Cómo ayudar a los que ayudan?
En la última declaración de la Renta, de 2011, correspondiente al IRPF de 2010, l número de declaraciones con asignación a favor de la Iglesia católica se incrementó en 194.685. La sociedad es consciente del enorme papel social que desarrolla la Iglesia, y el número total de declaraciones a favor de esta se elevó a 7.454.823 lo que significó un aumento en los últimos cinco años de casi un millón de declaraciones. Teniendo en cuenta que el 23,8% de las declaraciones que se presentaron fueron conjuntas, se puede estimar que en la pasada primavera más de 9,2 millones de contribuyentes asignaron a favor de la Iglesia.
El nuevo sistema de asignación tributaria a favor de la Iglesia, pactado durante el mes de diciembre de 2006 por el Estado Español y la Santa Sede, acuerda la reforma del sistema de asignación tributaria y la adaptación del régimen de IVA de la Iglesia a los requerimientos de la Comisión Europea. En esa Ley de presupuestos de 2007 se acordó la elevación, con carácter indefinido, del porcentaje de asignación tributaria que pasa del 0,5239 al 0,7%. Desde entonces, la Iglesia percibe únicamente la cantidad que resulte de la asignación tributaria. Desaparece el complemento presupuestario, es decir, la Iglesia deja de recibir cantidades con cargo a los presupuestos Generales del Estado para su sostenimiento básico.
Por eso resulta capital para la actividad de la Iglesia la aportación de los ciudadanos a través de sus declaraciones, para poder seguir llevando a cabo su labor de evangelización y ayuda.
Las cifras que envuelven a la Iglesia
Las cifras del curso pasado en cuanto a ayuda y servicio público de la Iglesia son más que relevantes. La Iglesia atiende a cerca de 1.400.000 niños que asisten a centros educativos de la Iglesia; más de 200.000 inmigrantes en distintos Servicios y Centros; más de 50.000 niños y jóvenes de educación especial; y más de 25.000 huérfanos; más de 57.000 ancianos.
Además, la Iglesia trabaja a diario en más de 200 centros hospitalarios, ambulatorios y dispensarios; 876 casas para ancianos, enfermos crónicos, inválidos y minusválidos; cerca de 900 orfanatos y centros para la tutela de la infancia; más de 300 guarderías; 365 centros especiales de educación o reeducación social; 144 centros de caridad y sociales y 300 consultorios y centros para la defensa de la vida y la familia; y 147 países donde están cerca de 18.000 sacerdotes, religiosos, religiosas y seglares en misiones.
Desde la perspectiva parroquial 315.000 niños que reciben el Bautismo cada año; más de 120.000 parejas que se han casado por la Iglesia en este año; 10 millones de católicos que asisten a Misa cada domingo; y cientos de miles de voluntarios que colaboran en acciones pastorales y/o son miembros activos de Asociaciones y Cofradías, según fuentes de la Conferencia Episcopal Española (CEE).
40.000 instituciones trabajando por el bien general
El amor al prójimo enraizado en el amor a Dios es ante todo una tarea para cada fiel, pero lo es también para toda la comunidad eclesial, y esto en todas sus dimensiones: desde la comunidad local a la Iglesia particular, hasta abarcar a la Iglesia universal en su totalidad.
También la Iglesia en cuanto comunidad ha de poner en práctica el amor. En consecuencia, el amor necesita también una organización, como presupuesto para un servicio comunitario ordenado. En total, existen unas 40.000 Instituciones eclesiásticas en España, compuestas por cientos de miles de personas que viven en comunión con la Iglesia y trabajan para hacer el bien a sus semejantes. Todas estas entidades operan con la autonomía que les reconoce la normativa canónica. No existe por tanto un único órgano de decisión, ni el ámbito organizativo ni en el económico.
En definitiva, marcar la casilla de la Iglesia en la Declaración de la Renta del IRPF, es marcar la casilla del amor al prójimo.