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El ciervo enfermo y sus acompañantes

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Esopo nos ilustra esta semana con su fábula El ciervo enfermo y sus acompañantes, que, en su caso, hace bueno aquel refrán popular que dice que más vale estar solo que mal acompañado. Sin embargo, no es la soledad la mejor compañera de viaje para el ser humano; es mejor saber elegir una buena compañía.

El ciervo enfermo y sus acompañantes


“Yacía un ciervo enfermo en una esquina de su terreno de pastos.

Llegaron entonces sus amigos en gran número

a preguntar por su salud, y mientras hablaban,

cada visitante mordisqueaba parte del pasto del ciervo.


Al final, el pobre ciervo murió, no por su enfermedad,

sino porque ya no tenía de dónde comer”.

Mi querido amigo Esopo: Nos muestras hoy el triste final de un ciervo, enfermo y muerto de hambre. Sus compañeros acuden a preguntar por su salud, y a la vez que le muestran sus buenos deseos le quitan su medio de supervivencia. ¡Menudos amigos que le visitaron! Con esos amigos, ¿para qué preocuparse de los enemigos?

Sin embargo tu conclusión es un poco drástica: mejor quedarse solo. Es una queja bastante natural, ante los desengaños de un mal acompañante. Pero el deseo de vivir en compañía, de con-vivir, es superior, original, y mayor. La soledad nunca es el fin, las personas necesitamos vivir en sociedad.

¿Qué hacer entonces? Elegir bien las compañías, y ser buena compañía para los demás. Necesitamos de los demás, y los demás necesitan de nosotros; ¿por qué no construir todos juntos, caminando en la misma dirección?

Más vale estar solo que mal acompañado

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