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Esopo habla al siglo XXI: El atún y el delfín

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Esta nueva entrega de Esopo, El atún y el delfín, es útil para analizar la actual situación económica de los países más afectados por la crisis, es decir Irlanda, Portugal, España y la propia patria del fabulador heleno. La moraleja es que no es bueno conformarse al compartir desgracias con otros, sino que hay que decidirse por aplicar una economía basada en el sentido común.

El atún y el delfín

“Viéndose un atún perseguido por un delfín, huía con gran estrépito.

A punto de ser cogido, la fuerza de su salto

le arrojó sin darse cuenta sobre la orilla.

Llevado por el mismo impulso, el delfín también terminó en el mismo sitio. Se volvió el atún y vio al delfín exhalando el último suspiro.

-No me importa morir -dijo-,

porque veo morir conmigo al causante de mi muerte”.

Mi recordado amigo Esopo: Al leer tu fábula pienso en tu querido país heleno, sus recortes, pequeñas incongruencias económicas (robos y fraudes, hablando claro). Y por supuesto en las protestas de sus indignados, indignados contra el gobierno e indignos por la violencia que están usando.

¿Será una simple asociación de ideas? ¿Será tu nación el atún, y mi país el delfín, o viceversa? Sea como sea, la economía de ambos países, y sobre todo los ciudadanos, está pasando por una época de vacas flacas, y creo que la actitud del atún no lleva a ninguna parte: "mal de muchos, consuelo de bobos", decimos por estas tierras.

Consolarse simplemente con el mal ajeno nos deja en la misma situación, maquillada con el sofisma de que estoy como los demás, y si todos estamos mal, no estamos tan mal. ¿Hacia dónde vamos, en esta huida de la crisis total, tu país, Irlanda, Portugal, España? ¿Estamos corriendo en una huida desesperada, a punto de salirnos del sistema y caer en las garras de los bancos y mercados financieros extranjeros?

Que los economistas hablen y decidan, pero no vendría nada mal que nos parásemos para elegir el buen camino, el de la reforma humana de la economía.

Sufrimos con menos dolor las desgracias que nos hacen padecer cuando las vemos compartidas con quienes nos las causan. Pero es más correcto solucionar esas desgracias

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