Según el cardenal Marcello Semeraro, prefecto del Dicasterio para las Causas de los Santos, la canonización del querido Frassati está «claramente en el horizonte» y se vislumbra para el próximo Año Jubilar de 2025.
Este joven italiano, fallecido a la temprana edad de 24 años en 1925, ha dejado una huella imborrable en la historia de la fe católica, especialmente entre la juventud.
Su vida
Pier Giorgio Frassati, nacido en Turín, era un ferviente alpinista. Sin embargo, su legado no se limitó a sus hazañas en las montañas; fue un modelo de caridad y compromiso social.
Desde temprana edad, Frassati se unió a la Sociedad de San Vicente de Paúl, dedicando gran parte de su tiempo a ayudar a los más necesitados: los pobres, los sin hogar, los enfermos y los veteranos de guerra. Su entrega y su amor por los demás reflejaban una fe vivida con pasión y autenticidad.
Hacia las alturas
Uno de los aspectos más destacados de la vida de Frassati fue su participación activa en la Acción Católica, un movimiento que promueve la participación de los laicos en la vida de la Iglesia y la sociedad.
Frassati, además de su compromiso social, buscaba diariamente la comunión con Dios, recibiendo el sacramento con permiso especial a una edad temprana.
El lema «Verso L’alto» («Hacia las alturas»), escrito por Frassati en una fotografía de una de sus últimas ascensiones, encapsula su espíritu de búsqueda constante de la santidad y la unión con Dios.
Este lema se ha convertido en un faro para aquellos inspirados por su vida, instándolos a buscar la cumbre de la vida eterna junto a Cristo.
El papa San Juan Pablo II, quien beatificó a Frassati en 1990, lo describió como un «hombre de las ocho bienaventuranzas», resaltando su profundo compromiso con el misterio de Dios y su servicio desinteresado al prójimo.
Entrega y búsqueda
Frassati no solo es recordado por su vida de virtud y servicio, sino también por su capacidad para integrar la fe en todas las esferas de la existencia humana: desde la universidad hasta la política, desde la prensa hasta el trabajo en favor de las libertades sociales.
Su ejemplo continúa siendo relevante a día de hoy, pues nos invita a un camino de entrega y búsqueda constante de Dios en medio de las realidades del mundo moderno.
La vida de Frassati nos recuerda que la santidad no está reservada solo para algunos, sino que es un llamado universal a vivir con amor y servicio, elevando nuestras vidas «hacia las alturas» de la gracia divina.
