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La interacción con el prójimo

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La reflexión en el día a día me permite analizar cómo es mi relación con mi prójimo. Por razón de mi edad con ITP este prójimo queda más circunscrito a relaciones muy directas y de trato actual vecinal. Se requiere un esfuerzo para mantener el contacto con los denominados “seres queridos”. En etapas de vida anteriores los contactos con estas relaciones se sucedían con facilidad. Bastaba con aprovecharlos cada vez que se presentaban las ocasiones. Pero a medida que avanzan los años estas ocasiones de contacto hay que provocarlas para que las ocasiones de hecho se presenten.

La situación prolongada de pandemia nos ha circunscrito a todos. Pues ¿salir de casa? ¿para ir a dónde? Para acudir al puesto de trabajo sin duda. A menos que estés en un ERTE. O a menos que el propio cometido laboral ahora sea internautico y lo sea desde el propio domicilio. Me pregunto a menudo en qué consiste hoy el cometido comercial. Si yo estuviese en activo me las ingeniaría para esquivar las normas que abortasen el trato directo de las relaciones comerciales.

El contacto directo siempre es activo y es un trato caliente incluso cuando se presenta frío. En cambio, el indirecto tiene carácter helado. No puede ser que la frialdad de una llamada telefónica al propio número del teléfono fijo para venderte algo, desde otro número en la patagonia peninsular, sustituya el trato directo humano en las relaciones comerciales. No obstante, hay procedimientos para solucionar asuntos que perfectamente caben en el trato internáutico. Y sin embargo no siempre es así.

A título de ejemplo cargante: he de renovar la tarjeta de plástico que me acredita como usuario B en el transporte público Gencat. Tengo derecho a un descuento del 50%. La tarjeta de plástico caduca cada cinco años. ¡No me da la gana por ahora desplazarme a BCN sin descuento una mañana cualquiera para renovar mi tarjeta de plástico! El peligro pandémico existe. El coste de la renovación son 5 euros en efectivo. Ya llevo varias. El pasado 26 de febrero realicé una petición electrónica a FGC con número electrónico de resguardo. Hasta la fecha he obtenido el silencio por respuesta. Por ahora prefiero pagar el billete suelto o la tarjeta diez viajes sin ningún género de descuento económico caritativo político català.

Desplazarme a Barcelona sin descuento para renovar la tarjeta de plástico in situ igual lo hago. De momento no me da la gana. El descuento es interesante cuando realizas un trayecto como el mío de 2 zonas y empalmas con metro o autobús. En caso de ida y vuelta el descuento se nota en el bolsillo. Ilustro con fotografía de la sede FGC en la calle Avenir en el barrio de Gràcia. La sede en Plaça Catalunya es subterránea. No es necesario salir a la calle para renovar. Y me pregunto ¿por qué debe renovarse esta tarjeta si eres inválido permanente? La de la Seguridad Social sigue siendo la misma desde el primer día. ¡Y ésta de utilizarla la utilizo mucho!

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