Con un 8% de la población mundial, América Latina acapara casi el 40% de los homicidios. Como recordaba hace unos días un informe del Departamento de Estado norteamericano el epicentro está en Centroamérica, donde el final de los conflictos y de las dictaduras en los 90 dio paso a un clima de extrema violencia. Una de las principales causas es la debilidad de las instituciones públicas y la corrupción política. Ejemplos recientes son los casos de Honduras y, en los últimos días, Nicaragua. La Iglesia se ha ofrecido a facilitar las conversaciones con la oposición, siempre que Daniel Ortega no intente instrumentalizar a los obispos para blanquear la represión de las manifestaciones contra el gobierno. Esa represión se suma al clima de inseguridad en las calles, que las autoridades son incapaces de atajar.
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