Por qué se resquebraja la Unión Europea

La Unión Europea se resquebraja básicamente por tres razones.

1- Porque la Comisión y buena parte del Parlamento Europeo viven alejados de la realidad de los pueblos de Europa y funcionan a su aire, produciendo costes y agravios que han ido creciendo con el tiempo.

2- Porque no respeta, en nombre de la ideología dominante, las competencias de los Estados miembros.

3- Porque, en nombre de esa misma ideología —feminismo de género y banderas LGBTIQ—, atenta sin cesar contra el común sentir, creer y pensar de un número creciente de personas y pueblos. No buscan consensos ni aproximaciones, sino simplemente pasar por encima mediante el dictado de la mayoría; después se quejan y protestan si se les paga con la misma moneda, porque ellos se consideran poseedores de la “Verdad”.

La transición ecológica, cargando sus costes sobre las rentas inferiores, o el fallido intento de prohibir la fabricación de motores de explosión de automóviles para 2035, sin atender a los costes absurdos y contradicciones de la medida, son ejemplos claros de ello.

Hace pocos días —y este es otro de los muchos casos, que elijo porque es de plena actualidad— los agricultores de Europa convocaron una gran manifestación en Bruselas, acusando a la cúpula de la UE de abandonarlos y de recortar sus ingresos. Mientras tanto, se aprobaba endeudarse en 90.000 millones de euros para financiar la economía civil y, sobre todo, la compra de armamento por parte de Ucrania, bajo el clamor de la dirigencia europea de que hay que lograr que los ucranianos se maten con los rusos porque así protegen a Europa.

Están locos. Literalmente: enajenados o sonámbulos, como lo estuvieron la mayoría de los dirigentes que —sin quererlo exactamente, aunque alguno quizá sí— llevaron a Europa a su primera gran catástrofe, la Gran Guerra. Precisamente, un gran trabajo histórico de Christopher Clark, catedrático de Historia en la Universidad de Cambridge y especialista en historia europea contemporánea, con el título Los sonámbulos, muestra a los dirigentes europeos no como monstruos que buscan deliberadamente la guerra, sino como gobernantes bienintencionados, pero miopes, atrapados en alianzas, miedos y errores de cálculo que los llevaron, casi sin darse cuenta, a una catástrofe mundial. En eso está la UE.

Ahora, recién salido del Parlamento Europeo, tenemos una doble aberración: la financiación del llamado “turismo del aborto” con fondos comunitarios. Doble, porque vulnera radicalmente las competencias de los Estados miembros —puesto que el aborto es un capítulo reservado a cada Estado— y porque insiste obsesivamente en el mismo fin: abortar, abortar, abortar. Tanto mirar a China por su éxito económico y por su avance en el aborto masivo podría asumir la UE que aquel país ha emprendido el camino contrario: restringirlo. Pero, ¡ay!, el aborto es una de las grandes “Verdades”, ídolo de las élites gobernantes.

El hecho es que el Parlamento Europeo, en su última votación plenaria, ha aprobado la resolución «My Voice, My Choice» (MVMC), que pide promover el llamado “turismo del aborto” financiado por la Unión Europea y por los ciudadanos europeos.

Con 358 votos a favor, 202 en contra y 79 abstenciones, esta votación representa un grave exceso ideológico y un preocupante desprecio por los Tratados de la UE, que establecen claramente que la política sobre el aborto es competencia exclusiva de los Estados miembros. Al apoyar esta resolución, el Parlamento Europeo ha optado por la ideología en lugar del derecho, y por el mensaje político en detrimento de la responsabilidad legal.

Pese a la oposición y a la presentación de resoluciones alternativas lideradas por el Partido Popular Europeo (solo en parte), por los Reformistas y Conservadores Europeos (RCE) —el grupo que encabeza Meloni— y también parcialmente por el grupo Patriotas por Europa, encabezado por el partido de Le Pen, donde se integra VOX, que abandonó a los RCE para unirse a este grupo. Resulta llamativo que dicho grupo acepte como compañero a un partido absolutamente favorable al aborto, corresponsable de que figure en la Constitución francesa y que ahora ha contribuido con su voto favorable al “turismo del aborto”. Lo que se recrimina, y con razón, al PP por su tibieza en este tema, se acepta en una medida mucho mayor respecto a los compañeros del lepenismo francés.

Por grupos: el Partido Popular Europeo, al que pertenece el Partido Popular español, votó a favor del turismo abortivo en un 43% y en contra en un 41%. No es un mal resultado, dada la correlación del Parlamento español. Patriotas por Europa presentó un resultado prácticamente equivalente: 49% a favor y 46% en contra. En el grupo que lidera Meloni, el de los Conservadores y Reformistas Europeos, la diferencia se decantó claramente por el no, con un 88% de los votos. El pequeño grupo Europa de las Naciones Soberanas, con 27 diputados y liderado por Alternativa por Alemania, también votó en contra de forma muy mayoritaria, con un 96%.

A favor votaron prácticamente al 100% socialdemócratas, liberales (Renew), Verdes y la Izquierda Europea. Ahí no hay fisuras.

ONE OF US, la organización europea que defiende la vida, ha recordado que el aborto no tiene base legal como derecho fundamental ni como derecho humano en el derecho de la UE ni en el derecho internacional. No está recogido en ningún tratado vinculante de derechos humanos ni reconocido en los Tratados de la Unión Europea ni en la Carta de los Derechos Fundamentales y, por lo tanto, no puede presentarse como un valor de la UE. Por el contrario, los valores fundacionales de la Unión exigen el respeto a la dignidad humana y la protección de la vida, que deben permanecer en el núcleo del proyecto europeo.

El uso de las instituciones de la UE para promover agendas ideológicas divisivas socava la confianza en el proyecto europeo y desprecia la voz de millones de ciudadanos que han pedido reiteradamente que la Unión actúe dentro de su mandato legal.

Esta es una grieta más —y no pequeña— que está resquebrajando el edificio europeo. Es el coste de haberse inventado una Europa que poco tiene que ver con la que idearon sus padres fundadores.