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Un poemario de Asun Blanco de la Lama

Cultura

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Stand by me es el título del último libro de Asun Blanco de la Lama. Catedrática de Instituto y Doctora en Filología Hispánica, es autora de cuatro poemarios: No hay ángeles en los senderos, Héroes de bolsillo, Donde la luz y La mejor parte.  Además, también es autora de un libro de narraciones breves, Sherezade, y de dos ensayos: Novela e idilio en el personaje femenino de José María de Pereda y Plenitud.

No es fácil encasillar a Asun en un estilo predeterminado y tampoco compararlo con otros poetas.

Es más, es que no lo debemos intentar. Traicionaríamos sus versos. Sí puedo decir, honestamente, que me ha encantado leer –casi diría recitar en voz alta- sus poemas. Versos que reivindican el amor, la esperanza, la necesidad de tener ideales. Para ella no es posible vivir sin ideales, sin sueños, sin buenos sentimientos.

Y al mismo tiempo –con cierta similitud con Espronceda y su romanticismo social- sus versos son un canto a todas aquellas personas que la sociedad las considera como parias, desechados o expulsados del stablishment; sobre todo, aquellas personas que sufren, los que han perdido la alegría de vivir: “los ojos que lloran no saben mentir”. Asun sufre no sólo por ellos, sino con ellos: “el dolor, tenía razón Salinas, es la última forma de amar”. Su compasión en un querer participar, con ellos, de su soledad; no es la mirada del que mira con aire de autosuficiencia, porque para ella: “no hay sentimiento humano que no conozcas ni paisaje que no te emocione”.

Tal vez el lector -sin pretender juzgar las auténticas motivaciones subjetivas de la escritora- percibirá un cierto halo de nostalgia, una atmósfera más gris que luminosa, un aire de largo camino recorrido, con sus luces y sombras; un cierto escepticismo fruto de la experiencia que otorga una vida vivida en plenitud. ¿Autocompasión? Quizá no… Nostalgia de un tiempo pasado que ya no puede volver. Pero sea lo que fuere, siempre se descubre en sus versos la esperanza que trasciende, la luz al final del túnel, la ilusión que nunca muere: “La mujer se va con paso vacilante, corazón que galopa al ritmo de una vida nueva”.

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