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Sorpresas en la restauración del fresco de la crucifixión de Fra Angelico

Iglesia

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Después de estar oculto durante siglos bajo capas de cal y pasar por varias restauraciones parciales, uno de los tesoros más conmovedores del arte sacro ha vuelto a la luz.

Se trata de la Crucifixión de Fra Angelico, un fresco de más de 600 años que ahora resplandece nuevamente en el convento de San Domenico en Fiesole, cerca de Florencia. Gracias al apoyo de la organización estadounidense Friends of Florence, esta obra maestra ha sido restaurada con gran esmero, devolviéndole su gloria original.

Un artista celestial

Fra Angelico, también conocido como el Pintor Angélico, no era solo un genio del arte; era un hombre de profunda fe dominica, cuyos pinceles eran instrumentos de oración. En sus obras, la luz y el color no solo embellecen; elevan el alma. Su Crucifixión, pintada a principios del siglo XV, no fue creada para una galería, sino para el capítulo del convento: un espacio íntimo para la oración de los frailes.

La imagen es sencilla y serena: Cristo crucificado, con la cabeza inclinada en paz, en un fondo de azul profundo que envuelve la escena con recogimiento.

Esta composición no busca impresionar, sino invitar al silencio interior y la contemplación del misterio de la redención.

Una historia escondida entre muros

Sorprendentemente, esta obra maestra estuvo escondida durante más de 300 años. En 1566, la pared que contenía el fresco fue completamente encalada, probablemente por razones de higiene. No fue redescubierta hasta el siglo XIX, cuando el padre dominico Raimondo Magrini la halló y promovió una restauración inicial en los años 1880.

Sin embargo, con el paso del tiempo, la humedad, el hollín de los sistemas de calefacción, y restauraciones anteriores mal ejecutadas, deterioraron nuevamente la imagen. Fue recién en 2025 que, gracias al esfuerzo conjunto de expertos y mecenas, se logró una restauración científica, artística y espiritual.

El arte al servicio de la fe

Las restauradoras Cristiana Conti y Alessandra Popple, con más de 40 años de experiencia, asumieron este desafío con humildad y emoción. Para ellas, esta obra era desconocida, pues se encuentra en un lugar poco accesible al público. Pero pronto descubrieron que estaban ante una joya de valor incalculable.

Durante la restauración, se revelaron detalles fascinantes de la técnica de Fra Angelico.

Por ejemplo, el cuerpo de Cristo fue pintado en un solo día, un acto que ellas describen como “un día de ejecución dedicado solo al cuerpo de Cristo”, cargado de intención y recogimiento. Descubrieron también incisiones sobre el yeso fresco y un sistema de puntos con polvo negro usado para marcar contornos, una técnica antigua conocida como spolvero.

Además, algunos detalles antes invisibles salieron a la luz: delicados puntos decorativos en el perizoma (el paño de pureza), trazos sutiles en el pecho de Cristo y, de manera especial, una posición distinta de su cabeza, más reclinada que en otras crucifixiones de Fra Angelico.

Una restauración con alma

Más allá de la técnica, lo que más impactó a las restauradoras fue la presencia espiritual del fresco. “La serenidad del rostro de Cristo transmite una paz que va más allá de lo material”, dijo Cristina Conti. “Esta imagen no fue pintada solo para ser admirada, sino para ser meditada, para ayudar a los frailes a recordar su vocación.”

El prior del convento, padre Giovanni Monti, insiste en este propósito: la pintura fue pensada como una herramienta de interiorización espiritual, no simplemente una obra decorativa.

Un regalo para la Iglesia y el mundo

Este proyecto fue posible gracias a la colaboración de Friends of Florence, que también financió recientemente la restauración de otra gran obra de Fra Angelico: El Descendimiento de la Cruz, hoy expuesta en el museo de San Marco en Florencia. Su labor demuestra cómo el arte sacro puede seguir tocando corazones cuando se le devuelve su esplendor.

El fresco de la Crucifixión coincide con la preparación de una gran exposición sobre Fra Angelico, que abrirá en septiembre de 2025 en el Palazzo Strozzi y en el Museo de San Marco. Se espera que el convento de Fiesole abra algunas horas al público, para que los visitantes puedan ver el fresco en su lugar original, tal como fue concebido.

Fra Angelico decía: “Quien desea pintar a Cristo debe vivir con Cristo.” Y eso se nota en cada trazo de esta Crucifixión.

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