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Bélgica se convierte en el primer país que financia el aborto de las mujeres polacas en el extranjero

Familia

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El gobierno belga ha anunciado que se convertirá en el primer país del mundo en financiar los abortos de las mujeres polacas que no puedan realizar un aborto en su país.

El pasado mes de octubre Polonia endureció su legislación sobre el aborto para así dar mayor protección a los no nacidos. Tras el fallo del Tribunal Constitucional polaco, que dictaminó que el aborto por malformaciones fetales graves, como enfermedad o discapacidad, es contrario a la Constitución, la legislación polaca solo permite el aborto en los casos de violación, incesto y grave riesgo para la salud de la madre o daño irreversible del feto.

El origen de la reforma es la demanda de un grupo de 119 diputados, encabezados por el partido gobernante Ley y Justicia (PiS), ante el Tribunal Constitucional en 2019, entendiendo que la legislación del aborto legalizaba de facto la eugenesia.

El gobierno belga, que hizo el anuncio el pasado 28 de septiembre, en lo que las organizaciones abortistas han denominado de forma siniestra como “Día de Acción Global por un aborto legal y seguro”, proporcionará ayuda económica a las mujeres que deseen hacer el viaje desde Polonia a otro país para realizar un aborto provocado.

La ministra de Sanidad belga y la ministra adjunta de Igualdad de Género anunciaron que aportarán 10.000 euros a “Aborto sin Fronteras”, una organización que ofrece ayuda económica y asesoramiento a las personas que desean abortar.

El gobierno belga, que hizo el anuncio el pasado 28 de septiembre, en lo que las organizaciones abortistas han denominado de forma siniestra como Día de Acción Global por un aborto legal y seguro Clic para tuitear

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1 Comentario. Dejar nuevo

  • Claro, no interesa que las mujeres polacas no aborten. Eso pondría en evidencia que es mejor no abortar, que abortar es malo, que ante los problemas que genera un embarazo hay soluciones, que abortar no es una solución, que las mujeres que abortan se degradan respecto a las que no abortan, y que, por tanto, a la ley de aborto belga trata a las mujeres belgas como seres inferiores respecto a las mujeres polacas. Y por si fuera poco, se notaría que en Bélgica se aborta a prácticamente la totalidad de las personas con síndrome de Down, es decir, que se practica una eugenesia vergonzante eliminando a seres humanos a los que se considera inferiores o erróneos.
    Al abortismo integrista y retrógrado no le conviene que exista un país en el que no se promueve el aborto, porque se desvelarían los beneficios de no abortar y los perjuicios de abortar. Por tanto, hay que lanzar una llamada a las mujeres polacas para que acudan a abortar a Bélgica y se degraden como las mujeres belgas. El gobierno les ofrece ayuda económica, es decir, les paga para que aborten. Una inversión rentable para que prospere el pseudo-feminismo totalitario.
    Y la ministra de Salud belga, Maggie De Block, esa que aparece en la foto -un auténtico monstruo, en lo moral y en lo físico-, sin enterarse de que si está ahí es porque su madre no la abortó.

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