El primer Campeonato de Europa de Sexo ha generado controversia y desencadenado un intenso debate en la opinión pública europea. Este evento, que se llevará a cabo en Gotemburgo, Suecia, ha sido objeto de críticas y profundas objeciones.
¿Ha reconocido Suecia oficialmente el sexo como un deporte? A pesar de que numerosos medios han afirmado que sí, la respuesta es que no. De hecho, no va a celebrarse ningún Campeonato de Europa de Sexo porque no existe ninguna competición oficial del sexo. Tal y como adelantó el Diario Vasco, no ha habido ninguna preselección europea, ninguna clasificación para elegir a los «atletas». Ni se ha nombrado, por supuesto, a ningún jurado a nivel europeo, principalmente porque el sexo no es un deporte.
Es todo falso ya que el sexo no es un deporte ni en Suecia ni en ningún sitio. La confusión viene de que existe una asociación que se llama Federación Sueca del Sexo, pero es solo eso, una asociación. En abril trataron de entrar en la Confederación de Deportes de Suecia, alegando que el sexo es un deporte y el organismo oficial les dijo que no. Ahora ha sido precisamente la Confederación de Deportes de Suecia quien ha desmentido la información.
Lo que sí se va a celebrar es un concurso de actores porno de distintos países. Le han llamado Campeonato Europeo del Sexo para darse publicidad, pero no es una competición oficial. Se trata de un evento privado de carácter pornográfico que se va a celebrar en Gotemburgo durante 6 semanas.
Lo organiza la asociación previamente mencionada: la Federación Sueca del Sexo. En concreto detrás de esta iniciativa está Dragan Bratic, al que se conoce como rey del ‘striptease’ por precisamente regentar locales de ‘striptease’ en Suecia. El concurso se va a financiar en principio con fondos de esta asociación que serán altamente recuperados mediante las suscripciones para ver el campeonato en su página web. A través de esas suscripciones será también cómo se elija al ganador con los votos de los usuarios. Es como un ‘reality’ porno. Un negocio al que le venía bien que se difundiese como una competición oficial.
Lo cierto es que al convertir el sexo en un espectáculo competitivo, se trivializa una experiencia humana de amor fundamental y se promueve una mentalidad de voyeurismo y consumo. La sexualidad debería ser un ámbito de intimidad y respeto mutuo, no una competición en la que se busca obtener reconocimiento y popularidad. De esa manera se desnaturaliza la práctica sexual y se la separa de su objetivo procreador, alimentando así una cultura del deseo en lugar de basarse en principios biológicos fundamentales.
Uno de los aspectos más preocupantes de este reality es la existencia de un supuesto jurado especializado que calificará y otorgará puntuaciones a las distintas pruebas. Las pruebas están concebidas para consolidar la falsa idea de Campeonato de Europa de Sexo a través de 16 disciplinas y son extraordinariamente insultantes. Son las siguientes:
- Seducción de un competidor/atleta
- Masajear diferentes partes del cuerpo
- Masaje de zonas eróticas en el cuerpo del concursante
- Juegos previos
- Sexo oral
- Penetración
- Liberación
- Apariencia y órganos de los polos
- Desempeño artístico de pose/stance
- Creatividad en el cambio de pose/stance
- Resistencia y número de orgasmos durante un tiempo específico
- Ejecución artística de diferentes parejas competidoras y alternancia de pose
- Elevar la presión arterial y el ritmo cardíaco a través de las acciones de un compañero
- El Kama Sutra más hermoso y complicado
- La cópula más artística según jurado y público
- La pareja que ha estado más involucrada en general durante la competición, la más artística según el Kama Sutra y la más popular entre el jurado y la audiencia.
El reality fomenta una serie de actividades pornográficas que objetivan y cosifican el cuerpo humano. Además, refleja una crisis de valores en la sociedad europea. Al presentar el sexo como un deporte y convertirlo en un espectáculo competitivo, se trivializa y se aleja de su verdadera esencia. La sexualidad es un aspecto íntimo y personal de la vida de las personas y no debería ser reducida a un mero entretenimiento público. En lugar de fomentar una cultura del deseo y el consumo, deberíamos centrarnos en promover relaciones saludables, el respeto mutuo y el amor como base de nuestras interacciones íntimas.
Es hora de reflexionar sobre los valores que queremos promover en nuestra sociedad. En un momento en el que enfrentamos desafíos sociales y éticos significativos, es importante recordar la importancia de la intimidad, la privacidad y el respeto en nuestras relaciones basadas en el amor.