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Cataluña: Mucho más que unas elecciones autonómicas

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Las elecciones anticipadas, que van a celebrarse en el mes de mayo en Cataluña, poco antes de que se celebren las europeas, poseen, por calendario y por su significado político, un alcance muy superior al que corresponde a unas elecciones autonómicas.

Esto es así en gran medida porque la heterogénea alianza parlamentaria de Sánchez necesita para subsistir del voto favorable simultáneo de Esquerra Republicana  y de Junts per Catalunya en el Congreso. Basta con la disidencia de uno de los dos para que la mayoría se derrumbe. Tan frágil como esto. Por consiguiente, el Gobierno de Sánchez depende de Cataluña. Es tan  evidente, que él mismo lo subraya al no atreverse a presentar los presupuestos de 2024, que previamente había enunciado con énfasis, simplemente por el adelanto electoral. Hasta ahí llega la debilidad de Sánchez.

Esto, para no referir una evidencia que se repite hasta la saciedad, y la amnistía, que presenta como un gesto de reconciliación, pero que no  ha conciliado nada en Cataluña, y que ha aumentado la crispación y la polarización en el conjunto de España. Es así, porque la finalidad de Sánchez no es benéfica, relacionada con el bien común, sino que simplemente es egoísta para asegurarse unos meses más en el gobierno.

Las  elecciones catalanas  poseen tanta significación que me parece útil subrayar algunos aspectos de  la declaración de la Corriente Social Cristiana sobre estas elecciones, por el interés de algunos de sus postulados, dado que, a pesar de su importancia, no aparecen ni en la agenda mediática ni política.

La primera es una constatación muy generalizada: la de no sentirse representados por las formaciones presentes en el Parlamento catalán.

La segunda es una crítica a la forma en que se comportan los partidos políticos, degradando la democracia en partitocracia.

La tercera, en el sentido de que la práctica totalidad de los partidos representados en el Parlamento de Cataluña no refleja la concepción cristiana y, en muchos casos, son explícitamente contrarios, no ya en términos de fe sino de cultura.

La cuarta trata con referencias concretas la postergación de las necesidades de los más débiles, nuestros conciudadanos sin hogar que viven en la calle. O en la pobreza infantil, o la falta de ayuda para las familias con hijos pequeños, el núcleo más grande de pobreza en Cataluña. Se manifiesta en la falta de soluciones para la educación, especialmente la pública, básicamente por motivos ideológicos, o en la escasa producción de viviendas sociales.

Una quinta se refiere a que los partidos ignoran un principio de la concepción socialcristiana: el de subsidiariedad, que entienden a medias o como una prolongación del estado en sus diversas administraciones públicas; como la propia Generalitat. La subsidiariedad empieza en las familias, en las comunidades naturales y asociaciones.

Consideran que el principio de la participación es una estafa, el de la verdad, una manipulación continuada, el de la libertad, está cada vez más condicionado por los dictados de la cultura woke gobernante en Cataluña y España; el feminismo de la guerra de géneros y la doctrina queer, que se impone totalitariamente en muchas universidades y escuelas. En este contexto, la justicia está maltratada, y es muy y muy tardía por falta de medios.

Finalmente, nuestra vida política no tiene una condición esencial para el éxito de la democracia: la amistad civil entre todos los que participan, a pesar de las diferencias que tengan entre ellos. Se trata del reconocimiento entre varios de la existencia de una amistad específica motivada porque todos ellos se presuponen guiados por el mismo motivo: construir el bien común.

Y termina con dos propósitos  concretos:

Demos un primer paso. Pedimos a todos los partidos políticos que se presenten a las elecciones, que firmen antes del 12 de mayo una declaración común: Por la Concordia y la amistad civil, que exprese el compromiso de poner fin a la actual política de descalificaciones mutuas, expresen sus diferencias por medio del debate racional y fundamenten su presencia pública en propuestas positivas a los problemas comunes.

También piden que se comprometan a pactar una ley electoral propia de Cataluña en la presente legislatura, después de casi medio siglo de incapacidad para acordarla, que haga posible la elección directa de los diputados y establezca su dependencia en relación con sus electores y las obligaciones correspondientes

Lo dicho: unas elecciones y unas reflexiones que van mucho más allá de Cataluña.

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3 Comentarios. Dejar nuevo

  • hola, me gustaria saber en que puntos concretos no refleja la concepcion cristiana el partido VOX. GRACIAS

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    • ForumLibertas.com
      7 abril, 2024 21:03

      Un partido cristiano no se basa en que defienda algunos aspectos de la concepción cristiana, sino que su comportamiento político sea coherente con dicha cultura que se caracteriza por la capacidad de generar concordia, de promover la amistad civil, de buscar el entendimiento más allá de la ideología.
      En aspectos más concretos, el programa de VOX está a años luz del principio de subsidiariedad y está anclado en una concepción provincial de España, surgida de la ideología liberal de las Cortes de Cádiz. Su planteamiento de la inmigración no refleja, ni de lejos, lo que plantea la doctrina social cristiana.

      Responder
  • El quid de la cuestión es qué entiende cada cual por “bien común”. Cuanto más cerca del marco de Dios, mayor bien común. Luego, nuestros gobernantes autonómicos y nacionales han progresado muchísimo en mal común desde los primeros años de la democracia: no es, en absoluto, añoranza del régimen dictatorial; gozamos de libertades, pero de escasa libertad, porque esta es consecuencia de la verdad, y la verdad se cultiva políticamente muy poco y eclesialmente, menos de lo que debiera.

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