Uno de los principales documentos oficiales de la Iglesia católica sobre la eutanasia es la declaración “Iura et bona”, publicada por la Congregación para la Doctrina de la Fe en 1980, que señala como argumento ético resolutorio “el principio de la inviolabilidad de la vida humana”. Se trata de un breve compendio de la moral católica sobre la enfermedad y la muerte.
A este documento se añade la condena de la eutanasia formulada en la encíclica “Evangelium vitae” con palabras especialmente solemnes. San Juan Pablo II afirma: “De acuerdo con el magisterio de mis predecesores y en comunión con los obispos de la Iglesia católica, confirmo que la eutanasia es una grave violación de la Ley de Dios, en cuanto eliminación deliberada, moralmente inaceptable, de una persona humana. Esta doctrina se fundamenta en la ley natural y en la Palabra de Dios escrita; es transmitida por la Tradición de la Iglesia y enseñada por el Magisterio ordinario y universal. Semejante práctica conlleva, según las circunstancias, la malicia propia del suicidio o del homicidio”.