fbpx

El cristianismo y la prostitución

COMPARTIR EN REDES

Existen cristianos que todavía defienden la prostitución como un hecho inherente a la condición humana y que en este sentido no debería ser reprimida, y en todo caso sí delimitada y regulada.Algunos, más preparados, utilizan argumentos procedentes de la escolástica medieval sin considerar que el contexto es radicalmente diferente. Entonces existía una sociedad cristiana y hoy el contexto es, sin exageración, más bien neopagano.

Por otra parte, que un hecho malo esté generalizado no significa olvidarse de desarrollar el hábito bueno, sino al contrario, propagarlo. Y esto no se remonta sólo a San Agustín, sino a los grandes de la filosofía helénica.

San Pablo en su primera carta a los corintios (6,12-20) dice “no se trata de saber qué es aquello que está permitido o aquello prohibido, sino saber qué está de acuerdo con la vida nueva transformada por Cristo… vuestros cuerpos son miembros de Cristo ¿Puedo, entonces coger los miembros de Cristo y hacerlos miembros de una prostituta? De ninguna manera… ¿No sabéis que no sois vuestros? Habéis sido comprados (por Cristo) pagando un precio muy alto”. Los Papas lo han dicho en más de una ocasión, el cristianismo no es tanto un sistema de prohibiciones y reglas, un juego contra el tótem y el tabú, sino el seguimiento de la persona de Jesucristo, que dice que “perdona los pecados a la adúltera” pero añade, “y no peques más”.

En nuestro contexto neopagano la prostitución que crece y se desarrolla es absolutamente inaceptable. Un cristiano no puede acudir a ella, no puede utilizar sus servicios, esto desde el punto de vista personal. Y desde la perspectiva social, colectiva, debe apoyar el que se adopten medidas realistas que la limiten, la reduzcan hasta convertirla en algo marginal. A veces embarga al cristianismo un exceso de pragmatismo de vuelo gallináceo, y acepta lo que el mundo le da sin tomar ejemplo de Jesucristo y de sus seguidores más próximos, los primeros cristianos. San Pablo, en la citada carta a los corintios afirma que “la vida inmoral, los idólatras, los adúlteros, lo pervertidos, quienes mantienen relaciones sexuales con otros hombres, y también los que roban, los usureros, los que se embriagan, los calumniadores, no podrán entrar en el reino de Dios”.

La prostitución es en España un acto inmoral a gran escala y quien colabora con ella en alguna medida, o hace posible su existencia por omisión de aquello que podría hacer y no hace, debe reflexionar ante la palabra clara de San Pablo.

¿Te ha gustado el artículo?

Ayúdanos con 1€ para seguir haciendo noticias como esta

Donar 1€
NOTICIAS RELACIONADAS
No se han encontrado resultados.