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El gracias de Caputova (presidenta de Eslovaquia) a la “iglesia del silencio”

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Publicación: 27.03.2023 – Raffaele Magaldi. En il Sussidiario.net

“Hace treinta y cinco años fuisteis vosotros los cristianos, con vuestras velas, quienes nos indicasteis el camino. Juntasteis a todos los grupos de personas que creían en el cambio: creyentes, no creyentes, conservadores, nacionalistas, liberales y todo lo demás. Fueron ustedes los cristianos, testigos de la esperanza, quienes dieron el primer paso. Hoy también miro con gran confianza a vosotros y a esa luz de esperanza que encendiste en el mundo hace treinta y cinco años. Todavía lo necesitaremos».

Se cerró con estas palabras el discurso con el que la presidenta eslovaca Zuzana Čaputová saludó a los participantes en la conmemoración de la Manifestación de las Velas, con motivo de su 35 aniversario.

Es un discurso fuerte y valiente por al menos dos razones:

Por un lado, reconoce oficialmente el papel central de la «Iglesia del silencio» en la lucha por los derechos humanos de todos los ciudadanos checoslovacos, entonces oprimidos por el régimen comunista; por otro expresa una llamada de corazón a los cristianos de hoy a reavivar aquella luz de esperanza que tanta fuerza tuvo en la plaza Hviezdoslav de Bratislava el 25 de marzo de 1988.

El discurso de Čaputová adquiere mayor fuerza si se tiene en cuenta que la presidenta proviene de una tradición política muy lejana a la de los católicos eslovacos a los que se dirige: progresista, ambientalista, liberal. Pero la presidenta es parte de una nueva generación de políticos que conscientemente optan por no cerrar los ojos a la historia de su país y unir en lo posible las fuerzas democráticas que tienen interés en defender la democracia.

Junto con los primeros ministros de Estonia y Finlandia, Kaja Kallas y Sanna Marin, Zuzana Čaputová muestra el camino para una política de apertura y unión que contrasta con los demasiados aulladores que, en cambio, buscan aislar y dividir. Una política que no tiene miedo de  mirar la dolorosa historia del pasado para comprenderla y aprender las lecciones necesarias para defender en el presente las libertades conquistadas con los sacrificios del pasado. También lo señala el historiador estadounidense Timothy Snyder en un reciente discurso en la Universidad Católica de Ucrania.

En su discurso, Čaputová habla precisamente del peligro que proviene de la apatía en la que se encuentran varios países del antiguo Pacto de Varsovia, más de treinta años después de la conquista de la libertad. Y señala cómo los participantes en la Manifestación de las Velas, y en la Revolución de Terciopelo dieciocho meses después, razonaron en términos muy diferentes. “Creían en la libertad responsable”. “Una libertad”, dice siempre la presidenta en otro pasaje del discurso, “que no puede ser vista como un ticket de acceso a un mundo sin problemas. […] La decepción y la desilusión siempre estarán presentes: son, en el fondo, parte de la verdad. Pero no pueden convertirse en la razón para disolver la libertad en una falsa sensación de seguridad, protección y paz a expensas de la democracia”.

Tanques soviéticos en las calles de Praga, agosto de 1968 (Foto de Josef Koudelka, de la web)

 

Es la hora, en definitiva, de ser más fuertes que los prejuicios

Es la hora, en definitiva, de ser más fuertes que los prejuicios. Es hora de encontrar la unidad en la voluntad de defender la democracia, antes de luchar políticamente (y democráticamente) por los propios ideales. Es hora de aclarar que estos ideales, en tanto sean legítimos, no deben confundirse con el poder como fin en sí mismo. “Tú tienes el poder, pero nosotros tenemos la verdad”, dijo Silvester Krčmery al tribunal comunista que estuvo a punto de sentenciarlo en 1954. Una máxima que Čaputová hace suya en el corazón del discurso del viernes pasado: que la verdad permanece independientemente de quién toma el poder, y es más fuerte que cualquier abuso.

La confianza de una presidenta progresista y liberal en la capacidad de los católicos para seguir iluminando la realidad con la luz de la esperanza, en 2023, es un excelente punto de partida para una nueva discusión sobre cuán preciosa es la democracia. Y también es una excelente señal para el futuro de Europa.

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Una política que no tiene miedo de mirar la dolorosa historia del pasado para comprenderla y aprender las lecciones necesarias para defender en el presente las libertades conquistadas con los sacrificios del pasado Clic para tuitear

 

 

 

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