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El neoliberalismo para principiantes (I)

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Mucho se ha hablado en el mundo, y en este sexenio en particular, de “Neoliberalismo”, sin que el locuaz locutor mañanero haya podido expresar una sola palabra de lo que él entiende por neoliberalismo. Esta es una palabra que el actor tempranero usa como pretexto de su ignorancia, para hacer creer que, si fustiga con tal furia a ese monstruo que dice que inventaron los gobiernos anteriores, causa de todos los males de la República, sus fieles acólitos no dudarán en odiarlo, aunque no tengan la menor idea (igual que el predicante) de qué está hecho el objeto de su desprecio.

Para saber lo que es una cosa, concepto, corriente o escuela filosófica o económica, primero hay que saber definir a esa cosa, concepto, corriente o escuela, sobre todo si se expresa a través de un vocablo que no es del dominio del común de los mortales y tampoco, de paso, del hablante mañanero y seguramente de su sucesora, la científica que aún no da muestras visibles de su conocimiento de la materia. Aclaración: yo no soy neoliberal, solo pretendo exponer este concepto que provoca en nuestro tiempo, inclusive en los economistas, una grave confusión.

Antecedentes

Cuando la Escuela Escocesa de Economía, con Adam Smith a la cabeza (Doctor en Leyes y profesor de Filosofía Moral en la Universidad de Glasgow), construye la teoría liberal en su libro: Investigación de la Naturaleza y causas de la Riqueza de las Naciones, complementado, además, de su Teoría de los Sentimientos Morales y del Tratado de la Naturaleza Humana, el mercantilismo europeo, especialmente el británico, se encuentra en auge en el marco de la Ilustración Inglesa, que propicia la reflexión social, política, antropológica, jurídica y ética.

La “Sociedad Comercial”, impulsada desde la Corona, llamada por Adam Smith “Mercantilismo”, que consistía en todo un sistema político-económico, por medio del cual los reyes se hacían de recursos económicos a través de las concesiones (privatizaciones) de grandes fuentes de riqueza: las rutas marítimas, la explotación minera, la manufactura textil. De hecho, los mercantilistas tenían más dinero que los reyes (navieros, mineros, textileros y otros), de aquí que la corona hacía generosas concesiones (incluso de piratería), para hacerse de dinero.

La reacción de la escuela clásica contra el mercantilismo (siglo XVIII), se produce a través de la propuesta económica, entendida como teoría política de la sociedad y de la historia. El ordenamiento espontáneo de la sociedad, a través de la “mano invisible” del mercado, constituye la teoría central de Adam Smith, asunto sobre el que no abundaremos, porque no es el propósito de este artículo.

Para Adam Smith, contar con salud, ausencia de deudas y claridad de mente, constituye el estado de felicidad natural al que todos los seres humanos deben aspirar

De cualquier manera, vale la pena decir que Adam Smith propone una teoría de la acción colectiva e individual, fundada en una estructura de pasiones y sentimientos naturales en una tesis de efectos no intencionados que, según él, ordenan maravillosamente a la sociedad. Para Smith, contar con salud, ausencia de deudas y claridad de mente, constituye el estado de felicidad natural al que todos los seres humanos deben aspirar.

La teoría que funda Adam Smith es la base de lo que hemos llamado capitalismo, liberalismo económico o economía de libre mercado, con ajustes en el tiempo, de los que hoy no hablaremos por falta de espacio. Al mismo tiempo, la crítica que endereza Smith contra la economía-política de los reyes, el susodicho mercantilismo, suele llamarse coloquialmente, en México, “capitalismo de cuates”, mutatis mutandis, cambiando lo que hay que cambiar, porque el mercantilismo se produce por las concesiones de los reyes a los grandes empresarios quienes, generalmente eran nobles, o la corona los hacía nobles. Ya volveremos sobre este tema, que explica muchas acciones de los gobiernos actuales, especialmente de los iberoamericanos.

En el siglo XIX se produce una reacción, ante la propuesta de la Escuela Clásica de Economía y por la primera Revolución Industrial, que genera injusticias en las relaciones laborales y surge entonces el socialismo, como aparente solución. Digamos que se empieza por uno que podemos llamar socialismo “light”, con La Salle, Proudhom, Le Blanc y otros, y el otro, el socialismo “científico”, fundado por Karl Marx y Friedrich Engels.

Marx pretende resolver el problema de la desigualdad, suprimiendo uno de sus términos, es decir, a la burguesía. De hecho, busca Marx con su dialéctica igualar o superar los logros que él mismo reconocía en lo que llamaba la economía burguesa. En su Manifiesto del Partido Comunista, afirma: “La burguesía, a lo largo de su dominio de clase, que cuenta apenas con un siglo de existencia, ha creado fuerzas productivas más abundantes y más grandiosas que todas las generaciones pasadas juntas […] ¿Qué siglo anterior ha tenido, ni siquiera el presentimiento de que en el seno del trabajo social dormitaban tales fuerzas productivas?” (C. Marx y F. Engels, Obras Escogidas, Moscú, 1922, p. 37). Las riquezas confiscadas a la burguesía pasarían a manos de los proletarios (dictadura del proletariado).

Por su parte, V. I. Lenin, a guisa de introducción, en el libro ya mencionado, resumió la doctrina comunista, en 1922, con estas palabras: “Los intereses del proletariado exigen que estas bases (las de la burguesía) sean destruidas, por lo que la lucha de clases consciente de los obreros organizados debe ser dirigida contra ellas” (Idem, p. 11).

Marx y Engels carecen de una concepción integral del ser humano, lo cual conduce a una teoría de la desigualdad fincada exclusivamente sobre las relaciones de producción. “Los estudios sobre la teoría de la economía del bienestar que se ocupan de la desigualdad, han hecho caso omiso de la diversidad humana y se han inclinado por considerar a todo el mundo exactamente igual”. (Amartya Sen, Nuevo examen de la Desigualdad, Alianza Editorial, Madrid, 1995, p. 110). En su caso, Marx (Lenin, Stalin, Mao, Castro, y todos los populistas-socialistas-comunistas actuales) considera solo iguales a los proletarios, por lo que, eliminando a la otra parte de la sociedad, se consigue la igualdad completa. ¡Ah! Y siempre gobernada por una élite de camaradas muy poderosos y ricos.

El Neoliberalismo

Ahora bien, ¿cómo entra en la ecuación de la economía mundial el Neoliberalismo?

Éste tiene como antecedente la Escuela Austriaca de Economía (segunda parte del siglo XIX), fundada por el Doctor en Derecho Karl Menger, pero más conocido por sus aportaciones a la economía, especialmente la del valor subjetivo de los bienes, derivado de su utilidad para el comprador y su crítica en contra de la especulación del mercado. La principal obra de Menger, Principios de Economía Política (1871), es seguida por las de Eugen Böhm Bawerk: Fundamentos de la Teoría del Valor Económico (1886), El Cierre o Agotamiento del Sistema Marxista (1898) y Friedrich von Wiser con su Origen y Principios del Valor (1884).

Escuela Neoliberal, en el entendido de que se inspiraban en la economía liberal del siglo XVIII fundada por Adam Smith.

Aunque se le conoce en sus orígenes como Escuela Austriaca de Economía, sus miembros adoptaron el nombre por el que ellos mismos se hicieron nombrar y notar: Escuela Neoliberal, en el entendido de que se inspiraban en la economía liberal del siglo XVIII fundada por Adam Smith. El Neoliberalismo es conocido, especialmente, por las aportaciones de sus dos principales exponentes en el siglo XX: Ludwig von Mises, cuya obra principal es La Acción Humana (1980, Unión Editorial, 1300 páginas) y Friedrich von Hayek, Premio Nobel de Economía 1974.(acompañado por Gunnar Myrdal). Algunas de sus obras son: El Capitalismo y los Historiadores, Fundamentos de la Libertad, Camino de Servidumbre y La Fatal Arrogancia.

Lo que el Neoliberalismo se propone es producir una reacción, tanto al socialismo como al neomercantilismo (capitalismo de cuates) de los siglos XIX y XX: “Nos movemos en esta dirección –advierte Hayek– porque casi todos lo desean. No existen hechos objetivos que lo hagan inevitable. […] ¿Cabe imaginar mayor tragedia que esa de nuestro esfuerzo por forjarnos un futuro según nuestra voluntad, de acuerdo con altos ideales, y en realidad provocar con ello, involuntariamente, todo lo opuesto a lo que nuestro afán pretende? (Friedrich A Hayek, Camino de Servidumbre, Ed. de la Universidad Autónoma de Centroamérica, Guatemala, 1950, pp. 31-32).

Si hoy, en México, sabemos y debemos calificar la economía según los parámetros señalados nos toparemos, inevitablemente, con los amigos del ejército (los nuevos “nobles”, hechos al gusto del presidente) los amigos de siempre, empresarios enriquecidos sin licitación pública, los hijos y demás parientes del presidente, etc. El Mercantilismo-socialismo mexicano en su máxima expresión. Capitalismo de cuates, de parientes y de militares convertidos en empresarios (mercantilismo a la mexicana, más socialismo ideológico).

Continuará…

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