Un mes después de que estallara en Francia el inopinado movimiento de los “chalecos amarillos”, una encuesta sobre las próximas elecciones europeas sitúa a la ultraderecha antieuropea de Marine Le Pen en primera posición. En el origen de la revuelta estaba el rechazo a la subida de impuestos de una clase media empobrecida que ya no acepta el razonamiento de que esa carga fiscal sirve para sostener el Estado de Bienestar. Pero junto a eso se dibuja un malestar de amplio espectro, contra la globalización y contra los inmigrantes, así como un fastidio respecto a las élites políticas del país, que está siendo explotado por el populismo.
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