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Es imposible educar sin saber qué es el bien y el mal

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Si no existe el bien y el mal, dogma relativista que afirma la asignatura “formadora” “Educación para la Ciudadanía”, entonces ¿para qué educo a los niños y jóvenes? ¿qué valores son buenos si no existe el bien y el mal?

–Digamos que esta asignatura no ha sido derogada y por eso son de actualidad estas reflexiones—

Si, al menos, nos ponemos de acuerdo en que hay que educar en un amor de los educados por sus semejantes, aún queda otra pregunta esencial: ¿en qué consiste ese amor? ¿es quizá, meramente, compartir los placeres más bastos? ¿o más bien ese modo de concebir el amor puede ser un camino de alejamiento del amor verdadero y una senda de degeneración personal?

Podemos decir que educamos para el progreso. Pero no puede existir el progreso sin una dirección concreta que definamos. Podemos decir “cada vez estamos más cerca”, pero cabe preguntar: “¿más cerca de qué?”, ¿del paraíso o del abismo? Caminamos ¿hacia un “superhombre” sin escrúpulos, sin compasión, o bien hacia un hombre nuevo lleno de justicia y de misericordia?

Podemos educar para hacer con perfección, para ser eficiente. Pero ser perfecto y eficaz ¿es salvar y curar a los hombres o matarlos eficazmente en guerras o conflictos sociales inhumanos?

O bien podemos postular que “educamos para la libertad”. Pero ¿de qué libertad hablamos? ¿De la de hacer estrictamente lo que quiera o la de querer lo que debo? ¿Es para mí, llevar, si es mi deseo, un comportamiento antisocial, o, al revés, adherirme a una conducta llena de solidaridad con los demás, con la sociedad? ¿Una libertad que me haga realmente más libre o una libertad que sirva de coartada para esclavizarme?

Y así podríamos ir desgranando, respecto a los diversos fines a que se dirija la educación, que las diversas opciones no se pueden concretar sin un criterio de lo que está bien y de lo que está mal.

Vemos, pues, así, que sin aclarar bien y mal no es posible educar y como corolario que la Educación para la Ciudadanía que niega tal disyuntiva, resulta una guía imposible para educar, o lo que es lo mismo, un método para deseducar.

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