La culpa de no hacer nada proviene de una confusión social. Sentimos que siempre debemos estar activos para ser valiosos y exitosos, creyendo que nuestra productividad define nuestras capacidades y nuestro derecho a afecto.
El mal de la «productivitis»
Las creencias impuestas por la sociedad incluyen la necesidad de dinero para sentir seguridad, la idea de que el éxito determina nuestro valor personal, y que estar ocupados nos hace importantes. También creemos que solo podemos descansar durante las vacaciones y que la vida se trata de trabajar para obtener lo necesario.
La «productivitis» es la enfermedad de esta época, caracterizada por la compulsión de ser extremadamente productivos. Esta mentalidad se contagia fácilmente al observar a otros ser productivos. La «productivitis» no solo nos lleva a realizar múltiples tareas diarias sin un descanso adecuado, sino que también desgasta nuestra salud física, nuestro sistema nervioso y nuestra autoestima.
Nos hace creer que nuestro valor como personas depende de nuestra productividad, afectando negativamente nuestra salud mental y emocional.
Estudios científicos
Sin embargo, esta búsqueda incesante de eficiencia puede ser contraproducente para nuestra salud y bienestar. Un estudio reciente publicado en Nature Health en 2023 redefine la importancia de los pasatiempos, esas «actividades que las personas realizan durante su tiempo libre por placer». En resumen, las cosas que hacemos solo por diversión.
No es sorprendente que a medida que envejecemos, dediquemos menos tiempo a actividades puramente recreativas. Esta carrera contra las máquinas amenaza con deshumanizarnos, convirtiéndonos en seres tan eficientes como las propias máquinas.
El estudio de Nature Health destaca que los pasatiempos «implican imaginación, novedad, creatividad, activación sensorial, autoexpresión, relajación y estimulación cognitiva, todos ellos relacionados positivamente con la salud mental y el bienestar a través de vías psicológicas, biológicas, sociales y conductuales».
Además, según otro estudio de «Nature Health» pasar al menos 120 minutos a la semana en la naturaleza se asocia con una buena salud y bienestar.
Estos beneficios se observan en todos los grupos demográficos, incluyendo adultos mayores y personas con problemas de salud a largo plazo.
Queda por tanto claro que la necesidad compulsiva de ser productivo y no tener tiempo libre, también afecta la salud física y mental.
El ocio no es un simple entretenimiento de masas
El ocio y tiempo libre, como descanso, debe ser promovido porque tiene un origen divino.
No es un mero escape de la realidad o de las obligaciones, sino una actitud y actividad significativa con finalidad propia.
El ocio no está ligado necesariamente al trabajo, y puede incluir actividades como leer, practicar deportes, contemplar la naturaleza, visitar museos, escuchar música o pasear.
El tiempo libre puede ser una oportunidad para una apertura a lo trascendente. Pues el verdadero ocio implica contemplación y conocimiento.
De esta manera el tiempo libre se convierte en un espacio que permite al ser humano orientarse, a través de la contemplación, hacia la verdad y el bien.
También hacia la belleza, la cual se alcanza mediante la capacidad de asombro al descubrir nuevos significados en las realidades observadas.
¿El tiempo libre puede acercarnos más a Dios?
Ofrece y agradece ese paseo por el campo, ese tiempo de costura, ese curso de cocina… para la gloria de Dios. Así, no solo mejorará tu salud física, mental y sino que crecerás en santidad, que es lo realmente importante.
«Solamente la libertad que se somete a la Verdad conduce a la persona humana a su verdadero bien» san Juan Pablo II
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1 Comentario. Dejar nuevo
Un artículo muy interesante