Hasta los propios cristianos de los países occidentales viven muchas veces de espaldas a la realidad de sus hermanos de otras regiones que sufren persecución, faltando a su deber de solidaridad. Con ello pierden al mismo tiempo la oportunidad de enriquecerse con un testimonio de fe y de perseverancia que resalta especialmente en fechas como la Navidad, en las que, a pesar de sus privaciones, estos cristianos ofrecen todo un ejemplo de fe en contraste con la frivolidad de la que, algunas veces, no se libran los cristianos en Occidente.
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