La civilización es la exquisitez de las tradiciones, la educación es el camino para lograr que la cultura y la civilización consigan que el individuo entienda la vida.Ā
Habitamos en una cultura, donde rechazamos lo humano para encaminarnos a lo trivial, la dirección estÔ desorientada, naufragamos. Hay que optar por convenciones sorprendentes, pero razonadas, a los sucesos viables, pero no irrebatibles.
Simplificamos la educación, minusvaloramos la instrucción y consideración a los demĆ”s, aumentamos la ordinariez y la zafiedad, desarrollamos la flexibilidad y falta de razones seguras hacia el bien general de todos, la justicia desnivela su peso. Estas actuaciones han convergido en la inestabilidad, la falsedad, las corruptelas en magnitudes colosales, originando el declive de la sociedadĀ
Tenemos que encontrar de nuevo la confianza, el brĆo, el agrado, la liberación y fundamentalmente la estabilidad para distribuirla. Desechemos la falta de Ć©tica y de deferencia a los demĆ”s, sensibilizando a la colectividad.
El compendio de libertad, condescendencia, albedrĆo, apertura, anĆ”lisis, son ciertamente, inherentes de la convicción erudita clĆ”sica. No conseguiremos aclarar la verdad, si nos ofuscamos con doctrinas o credos que no comunican de manera transparente la consideración al diferente.
Realmente es primordial educar a las personas, ciudadanos cultos, ciudadanos libres. Un pueblo culto conduce a una sociedad mƔs libre, mƔs legal, mƔs altruista, mƔs considerada con las opiniones y dogmas de los demƔs.
La indeterminación, de la sociedad en la que vivimos, declina de forma veloz desde hace mucho tiempo, no admitiendo este escenario real que los medios de comunicación, a veces nos muestran (las hambrunas, las enfermedades, las guerrasā¦) Ā Nos inquietamos en el instante, y en seguida lo admitimos con resignación. Las miserias del ser humano justifican todo.
ĀæQuĆ© hacĆamos antes por los que padecĆan? acallamos nuestras conciencias con algunas ayudas, pero el horror y la muerte no se acaban nunca.
Ahora con esta pandemia nos ha tocado al resto de la humanidad vivir esa incertidumbre, esa angustia, esa desolación que deberemos compartir entre todos los habitantes del planeta.
OjalĆ” construyamos una civilización mĆ”s humana.Ā
No conseguiremos aclarar la verdad, si nos ofuscamos con doctrinas o credos que no comunican de manera transparente la consideración al diferente Clic para tuitear